PRESENTACIÓN
La violencia y la exclusión social y humana que entrañan la pobreza y la miseria de buena parte de la sociedad mexicana, es la problemática principal que abordamos en esta edición de la revista ARENAS, Número 41, a través de los trabajos de la mayor parte de los autores que participan en esta entrega, colaboradores que en su mayoría también tienen nexos muy cercanos, como catedráticos, investigadores, estudiantes de posgrado y/o egresados de las aulas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Consideramos que esta relación no es casual, sino paradigmática de una necesidad, una vinculación y una formación de tipo orgánico, en el sentido gramsciano, de una institución, el entorno social y de cierta forma de sus representantes e intelectuales.
Resulta significativo este hecho, que reitera uno de los propósitos y la vocación al mismo tiempo de ARENAS, en el sentido de ser una publicación académica, plural, de los universitarios de la UAS y de otros centros de estudios del país. Y en general del pensamiento crítico, fundado en la teoría y la ciencia, y también con el fin de incentivar o motivar a los jóvenes académicos que se están involucrando con las arduas y muchas veces incomprendidas tareas de la investigación, desde sus específicas disciplinas, las que corresponden en nuestro caso a las ciencias sociales y las humanidades. Nuestra revista nació, y así ha proseguido luego de haber obtenido, desde la edición Número 30, el reconocimiento con el ISSN: 2007-2333 por parte del Instituto Nacional de Derechos de Autor (INDA), no sólo para dar a conocer ideas, reflexiones, proyectos, estudios, análisis y formulaciones académicas, científicas y teóricas de los investigadores consolidados en sus áreas de conocimiento, sino para ampliar proyectos, perspectivas y retos de cada vez más universitarios, que sin duda requieren de apoyo e incentivos para andar y construir sus particulares trayectorias en los ámbitos del pensamiento y el intelecto.
En otros términos, aún y a contracorriente de la tendencia de las instituciones oficiales y oficiosas que privilegian casi exclusivamente a las publicaciones de las élites para las élites, como si de cotos, Torres de Marfil o esferas cerradas se tratara, pensamos que el crecimiento, la ampliación, la profundidad y el desarrollo y al mismo tiempo la especialización del discurso teorético en términos genéricos, debe y puede ser posible también con la incorporación de jóvenes y nuevos académicos e investigadores. Y para ello, resultan por obviedad necesarias, la apertura y expansión de las oportunidades, de las perspectivas y de los espacios, como el de las revistas especializadas, para echar precisamente vistazos, revisiones y análisis al estado del arte de las mismas disciplinas y por supuesto para plasmar los propios diagnósticos y valoraciones a los ingentes problemas de una región, de la sociedad, del país o del mundo. Pensamos que esa es también una función prioritaria de una Universidad.
En esta entrega de ARENAS, los trabajos de diversos colaboradores se inmiscuyen en torno a los rumbos de las propuestas y enfoques teóricos culturales, sociales y económicos, así como con las políticas públicas y algunos programas gubernamentales. Se abordan temáticas relativas a la cultura, las transgresiones y la violencia, el campo, la pobreza y los extremos de la miseria social y económica, miradas a ciertas funciones laborales y hasta un vistazo por la historia del ya añejo Carnaval de Mazatlán.
De manera que abrimos con un trabajo de Marco Alejandro Núñez González en relación a una interesante y valiosa propuesta teórica, denominada metafóricamente como el enfoque o modelo del “Diamante cultural”, cuya autoría es de la estudiosa norteamericana Wendy Griswold, que permite entender y explicar a los hechos y fenómenos del individuo y la sociedad, desde varios ángulos” o desde un “prisma” de perspectivas y miradas. Núñez González es egresado de la Facultad de Ciencias Sociales (FACISO) de la UAS y está por concluir sus estudios de Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). En su texto, realiza un recuento del fenómeno de la violencia y el narcotráfico en el territorio sinaloense.
Luego, Celso Iván Olivarría Núñez, Maestro en Ciencias Sociales por la FACISO de la UAS y actualmente doctorante en Economía Política del Desarrollo por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), aborda un agudo problema regional: el de la vida de muchas familias campesinas de Sinaloa, que se debaten entre los conflictos sociales y existenciales que genera la migración, así como otras y diversas actividades que tienen lugar en el campo y que no necesariamente están ligadas a la producción de la tierra, pero que sí, sostiene el autor, resultan en ocasiones mucho más remunerativas.
Nos complace especialmente la participación del maestro e investigador Pedro Brito Osuna, profesor jubilado de la UAS, quien diserta ampliamente en torno al concepto teórico del “territorio” y efectúa un repaso sobre variadas perspectivas de teóricos e investigadores del país y del mundo.
Enseguida el maestro Giova Camacho Castro, en relación con ciertos cambios que se registran o advierten en las funciones gubernamentales e institucionales, diserta sobre la temática de la educación, el funcionamiento de la gerencia pública y la necesidad de la planeación estratégica para alcanzar objetivos y fines de desarrollo de una sociedad, pero al mismo tiempo expone que, por ejemplo, algunos programas gubernamentales para fortalecer el conocimiento y la especialización de los docentes universitarios, como el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP) establecido por la Secretaría de Educación Pública (SEP), no fueron diseñados de acuerdo a las necesidades de los catedráticos e investigadores, sino para que éstos se adecuaran a las disposiciones de las instituciones y la burocracia.
En su turno, la socióloga Gabriela Guzmán León, egresada también de FACISO, reitera en su trabajo lo que para muchos investigadores y analistas constituyen los programas y las políticas públicas y gubernamentales en México, las que tienen que ver con el asistencialismo hacia los sectores más desfavorecidos, excluidos y marginados de la sociedad: que se trata de simples miradas a la pobreza, que no atiende los fondos estructurales, las causas precisamente de los desequilibrios sociales y económicos.
En un texto sobre “La dimensión social de la sustentabilidad en el desarrollo agrícola de México”, elaborado por un grupo de investigación integrado por Álvaro Llamas González, Brianda Peraza Noriega, Darío Alejandro Escobar Moreno y Joel Cervantes Herrera, analizan la gravedad de la degradación ambiental y sostienen que no puede hablarse de desarrollo sustentable si no se atienden los factores ecológicos, económicos y sociales, en este caso en el ámbito agrícola, y de forma integral.
Posteriormente, en un interesante y curioso tema, Marco Tulio Cueva Inda, egresado también de la Maestría en Ciencias Sociales, se refiere a una peculiaridad y característica de la pequeña ciudad de Escuinapa, al sur del estado de Sinaloa, y que tiene que ver con el uso de la bicicleta por parte de sus habitantes, y que se ha transformado en una suerte de afiche y símbolo de todo el municipio, ligado estrechamente a las actividades pesqueras. Y más allá de ello, sin que existiesen programas gubernamentales de apoyo y fomento al uso de tal vehículo, hombres, mujeres y niños lo utilizan como transporte y como parte de su cotidianeidad laboral, social y para otras actividades. Se ha transformado en un ejemplo en el estado y qué importa que a la localidad se le haya endilgado el mote chocarrero y despectivo de “pueblo bicicletero”.
Por último, el investigador Rafael Santos Cenobio, de la Facultad de Historia de la UAS en Culiacán, presenta un trabajo retrospectivo sobre el Carnaval de Mazatlán, el que tuvo lugar hace más de cien años, entre 1900 y 1904, con evocaciones sobre las características sociales de la época, así como en torno a los cambios en las costumbres que poco a poco se manifestaban en las fiestas carnestolendas. Y sobre todo, destaca el drama que se vivió en aquellos años con la epidemia de la peste que contagió, lastimó y enlutó y vistió con los colores de la muerte a la población.
Respecto de las obras artísticas que están presentes en esta edición, se trata de creaciones del artista Eduardo Sánchez Encinas, “Zénach”, un autor que vive en Los Mochis, Sinaloa, de ya amplia trayectoria, con diversas muestras individuales y colectivas y varios reconocimientos y distinciones en su haber. De tendencia o estilo abstracto, su obra se ha distinguido a lo largo de los años por la fuerza conceptual y por la densa composición de los coloridos, el mancheo y las técnicas, así como por la peculiaridad de las combinaciones de éstas, con materiales diversos, desde encausto, cera virgen, gran variedad de pigmentos, en donde incluso, de acuerdo a su más reciente exposición titulada como “Paisajes disueltos”, con el uso del fuego, éste llega a grabar imágenes y precisamente las disuelve en el entorno de sus cuadros, generalmente en formatos medianos y grandes. La obra de Sánchez Encinas ha sido muy apreciada por la crítica especializada, así como por las instituciones culturales y artísticas más importantes de la región. El pintor, quien es además comunicólogo, ha recibido valiosos premios en distintos certámenes. Por ejemplo, obtuvo el Primer Lugar de la XVIII Bienal de la Plástica Sinaloense en 1998 y el Primer Lugar en el III Premio Estatal de Pintura “Antonio López Sáenz”, también en ese mismo año; además, otro Primer Lugar en el Salón de Plástica Sinaloense en el 2005 y el Segundo Lugar en el Premio “Antonio López Sáenz» en el 2006, entre otras distinciones y reconocimientos. No nos queda más que expresar que apreciamos y nos honra su participación en esta edición de ARENAS, Número 41.
Nery Córdova
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