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ALEGRÍA, HUMOR Y DOLOR: EL ANTIGUO CARNAVAL DE MAZATLÁN, 1900-1904 Rafael SANTOS CENOBIO * *  Catedrático e investigador de l...

jueves, 16 de abril de 2015

“NO CIUDADANÍA” Y DISCAPACIDAD: EXCLUSIÓN SOCIAL Y DISCRIMINACIÓN

“NO CIUDADANÍA” Y DISCAPACIDAD: EXCLUSIÓN SOCIAL Y DISCRIMINACIÓN


Diana Esmeralda OSUNA TIRADO©

Introducción
Las personas con discapacidad han sido un colectivo conformado por individuos que han sufrido exclusión social siendo caracterizados de dependientes, inútiles y sobre todo individuos no capaces de ejercer su propia ciudadanía teniendo como consecuencia el poseer una cultura política débil y a su vez una pasiva participación ciudadana.

     Son un grupo vulnerable al cual no se le han respetado sus derechos civiles, políticos y sociales. Su ciudadanía se ha visto trasgredida por el Estado y la sociedad al no permitirles ser participantes activos en los aspectos de interés público debido a la concepción que se posee sobre la discapacidad.

     Es ineludible una modificación en el sistema de valores que tienen las comunidades de países subdesarrollados hacia las personas con discapacidad. La finalidad es lograr una inclusión integral del colectivo y que éste pueda disfrutar de un pleno ejercicio de sus derechos como ciudadanos, tal como sucede en países primermundistas.
     
     Es una situación difícil de lograr debido a los obstáculos para la adecuada aplicación de las leyes, entre ellas: ausencia de conciencia por parte del colectivo para organizarse y luchar por sus derechos, falta de sensibilización por parte de la sociedad e incapacidad y falta de compromiso del Estado para ejecutarlas.

     Para hacer la diferencia es necesario derrumbar las barreras que impiden el acceso a los derechos fundamentales y con ello poder garantizar una vida democrática; sin embargo, todo esto sólo será posible si se cuenta con el ingrediente principal para lograrlo: el interés y la participación de los actores claves, es decir, del colectivo que conforman las personas con discapacidad.

Desarrollo
Desde hace mucho tiempo atrás, las personas con discapacidad han sido excluidas de la sociedad por ser consideradas un grupo minoritario reconocido por categorías peyorativas como: no-ciudadanos, personas con poca capacidad, dependientes de terceros, entre otras.

     La exclusión no es una noción completamente nueva, fue en Francia donde se utilizó por primera vez y a lo largo del tiempo ha sido utilizada para designar fenómenos sociales de diferente naturaleza.
Entenderemos exclusión como “un proceso mediante el cual un sistema social, por razón de la actuación consciente o inconsciente de sus miembros o instituciones, restringe o impide, sistemáticamente, pero con repercusiones en el día a día, la libertad y los derechos de los individuos, grupos o comunidades para participar en las decisiones que les afectan o limitan en el ámbito social, económico, político, cultural o ambiental.” (González et al 2009:18)

     Se aprecia entonces que la exclusión es un problema estructural que abarca diferentes aspectos de la vida humana, entre los que se encuentran aspectos sociales, económicos, políticos, culturales; mismos que afectan de manera más severa a grupos sociales que son víctimas de un grado mayor de segregación.

     Esta ocasión el presente trabajo se centra en uno de dichos grupos sociales  víctima de segregación, las personas con discapacidad; enfocando esta situación de exclusión y discriminación en el aspecto de su vida política.

     Las personas con discapacidad han sido uno de los grupos vulnerables a lo largo de la historia de la sociedad que no han gozado del pleno ejercicio de sus derechos: civiles, políticos y sociales. En consecuencia a esta situación este colectivo ha sido víctima de la exclusión política, entendiendo ésta como “una limitación o imposibilidad de la población para participar en el ámbito público de las decisiones que les afectan.” (González et al, 2009:11)

     Es decir, la participación de los ciudadanos es restringida hasta en las cuestiones que se ven involucrados directamente; sus posibilidades de intervención en los asuntos públicos terminan siendo prácticamente nulas. Sus derechos y libertades fundamentales son transgredidos y al no existir participación ciudadana por parte de ellos en los diferentes asuntos de interés públicos los principios de democracia son quebrantados.

     En los últimos años, diferentes organizaciones han trabajado por defenderlos derechos del colectivo con la finalidad de reducir los niveles de discriminación y lograr su integración en la sociedad. Se busca que los ciudadanos puedan disfrutar de una ciudadanía plena y con igualdad de derechos que los demás individuos.

     Para el caso de las personas en situación de discapacidad la definición de los derechos ciudadanos se hace a través del Estado, en específico con la promulgación de normas jurídicas y administrativas, y se concreta con la puesta en marcha de planes, programas y acciones intersectoriales diseñadas y presupuestadas para que garanticen la vida digna y la plena inclusión de estas personas (Cruz y Hernández, 2006).

     México ha llevado a cabo diferentes trabajos, acciones, leyes y programas sobre diferentes aspectos que involucran la discapacidad, pero que por desgracia todos ellos se derivan de acuerdos internacionales, que poco o nada tienen que ver con la construcción de ciudadanía para este colectivo. (González, 2010)

     Dentro de las acciones realizadas por el país encontramos en el año 2003 la creación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) que tiene como misión contribuir a que toda persona goce sin discriminación de todos los derechos y libertades consagrados en el orden jurídico mexicano.

     En el 2005 se dispuso la creación del Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (CONADIS) para asegurar el cumplimiento de los derechos de las Personas con Discapacidad y contribuir a su desarrollo integral y plena inclusión.

     De dichos programas se desprendió la elaboración de leyes que involucran el tópico de la discapacidad en el país, las cuales son: Ley Federal para Prevenir y Erradicar la Discriminación, la Ley General de Personas con Discapacidad, así como, Leyes de Discapacidad en las diferentes entidades federativas que conforman el país.

     Otro hecho importante referente a la discapacidad en el país es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) firmada por México ante las Naciones Unidas y ratificada por el Senado de la República en el año 2008.

     Esta convención tiene como propósito “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente.” (CDPD, 2013)

     Dentro de sus principios encontramos:
  • ·    Respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas;
  • ·         La no discriminación;
  • ·         La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
  • ·       El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas;
  • ·         La igualdad de oportunidades;
  • ·         La accesibilidad;
  • ·         La igualdad entre hombre y mujer;
  • ·      El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.

     Con referencia al tema de la ciudadanía y la participación ciudadana, esta convención cuenta con un artículo dirigido a dicha temática; el artículo 29 denominado “Participación en la vida política y pública” el cual se determina de la siguiente manera:

     Los Estados parte garantizarán a las personas con discapacidad los derechos políticos y la posibilidad de gozar de ellos en igualdad de condiciones con las demás y se comprometerán a:

-     Asegurar que las personas con discapacidad puedan participar plena y efectivamente en la vida política y pública en igualdad de condiciones con los demás, directamente o a través de representantes libremente elegidos, incluidos el derecho y la posibilidad de las personas con discapacidad a votar y ser elegidas.
-   Promover activamente un entorno en el que las personas con discapacidad puedan participar plena y efectivamente en la dirección de los asuntos públicos, sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás, y fomentar su participación en los asuntos públicos.
     En el 2009, CONADIS fue nombrado por las Naciones Unidas como el organismo encargado de coordinar las acciones para aplicar la Convención en nuestro país. Durante ese mismo año, apareció el Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad (PRONADDIS) cuya misión es “conjuntar políticas de Estado y conducir la operación de estrategias en las instituciones del sector público en los tres órdenes de gobierno, para contribuir al desarrollo integral e inclusión plena de las personas con discapacidad y sus familias en la vida social, política y productiva del país, con absoluto respeto a sus derechos humanos y libertades fundamentales” (PRONADDIS, 2009:25)

     El PRONADDIS a su vez sienta las bases para transitar de una política asistencialista para personas con discapacidad a una política que facilite el ejercicio pleno de sus derechos, así como su participación efectiva en la vida social, económica y política del país, en condiciones de igualdad de oportunidades con los demás miembros de la sociedad.

     Con dichas acciones y leyes promulgadas podría pensarse que México se encuentra en excelentes condiciones en cuanto al ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad y que difícilmente podrían presentarse casos de exclusión y discriminación en el país, aun así se presentan diferentes retos para lograr alcanzar tal realidad.

     En primera instancia “el desafío es mayor porque la discriminación se ejerce en un contexto de lo que podría considerarse una “doble realidad”” (Luis, 2012: 171), es decir, todos los discursos y documentos oficiales han hecho énfasis en el pleno ejercicio de los derechos humanos y la no discriminación pero no se ha llevado a cabo una gestión efectiva de promoción y defensa de los mismos.

     Anexo a eso, tenemos la resistencia al cambio y la falta de información por parte de los ciudadanos. Pensar que la solución está por ejemplo en otras instancias de gobierno y no en las acciones de cada uno de nosotros sólo refuerza el escenario cultural de la exclusión y discriminación entre la ciudadanía. (Morera, 2012)

     A pesar de que en México no se tiene la cultura de la adecuada aplicación de las leyes, las mencionadas hasta el momento así como las diferentes acciones realizadas por el país podrían hacerse valer por las personas que conforman el colectivo de personas con discapacidad y las diferentes organizaciones interesadas en la temática.

     Sin embargo, no asumimos nuestra responsabilidad como ciudadanos para lograr un cambio verdadero, esto debido a la participación pasiva que presentamos y la indiferencia hacia los problemas de los demás individuos que consideramos sus necesidades y demandas no son de nuestro interés.
Para conseguir una ciudadanía activa es necesario un sentimiento de pertenencia a la comunidad que se conseguirá con la participación y el reconocimiento por parte de la sociedad y el compromiso y la responsabilidad por parte de los ciudadanos y ciudadanas, todo ello bajo un marco legal que proporcione equidad en las oportunidades (Geva, 2011).
Lograr una ciudadanía activa y equidad en las oportunidades para las personas con discapacidad sería el ideal, sin embargo, el lograrlo ha sido una tarea difícil debido a las concepciones y prejuicios que existen en la sociedad sobre sus capacidades y habilidades. Esto tiene como consecuencia el evitar que el colectivo de discapacidad pueda desarrollar un sentimiento de pertenencia en la sociedad que se desenvuelve y en consecuencia pueda incluirse a su entorno.

Además, se agrega el poco reconocimiento que tienen las personas con discapacidad en los diferentes estudios de opinión pública que se realizan a nivel internacional, nacional y regional. A nivel internacional, un tipo de medición como el
Eurobarómetro sólo toma en cuenta a las personas con discapacidad desde el punto de vista de la pobreza (Eurobarómetro, 2011). Por su parte, el Latinobarómetro hace mención que dentro de los problemas principales se encuentran la discriminación, así como que la democracia se ve retenida por la desigualdad en el acceso a bienes políticos y económicos, pero no hace énfasis en ningún colectivo segregado en específico ni en la ciudadanía y participación de los mismos dentro de los diferentes aspectos públicos de la sociedad (Latinobarómetro, 2011).
     Con referencia a estudios de nivel nacional, en México se llevó a cabo la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2012 (ENCUP), la cual a pesar de que el 5% de la población total del país son personas con discapacidad no hace referencia a la participación ciudadana de los miembros de este colectivo.

     Respecto a tipos de discriminación en el país, sólo menciona discriminación por: edad, clase social, color de piel, preferencias sexuales, preferencias políticas, creencias religiosas y apariencia; en ningún momento hace referencia a la discriminación por causas de discapacidad. El único caso donde menciona el caso de las personas con discapacidad es en cuestiones con nula relación a su ciudadanía y participación en los aspectos públicos que involucran a la sociedad.

En el ámbito regional a nivel estado, en el año 2008 se realizó la Encuesta sobre Cultura Política en Sinaloa, en la cual las personas en situación de discapacidad tampoco son tomadas en cuenta para estudiar sus niveles de ciudadanía y participación ciudadana.

     Con este nulo interés demostrado hacia las personas que conforman el colectivo de personas con discapacidad por parte del Estado y de la misma sociedad muy difícilmente éstas podrán ser incluidas en las actividades de interés público debido a que al no tomarse en cuenta tampoco se despierta en ellas el interés por lograrlo.

     Los actores sociales, en este caso las personas con discapacidad, necesitan de una planificación centrada a la medida de sus necesidades y de su contexto comunitario (Aznar y González, s/f/v). Algo que en México a pesar de todas las medidas legislativas e institucionales implementadas para lograrlo no ha sido posible puesto que no se ha hecho lo más importante, escuchar a las personas que conforman el colectivo y con base a ello prestar atención a sus demandas.
Se requiere crear condiciones de oportunidad que posibiliten el cumplimiento de los derechos sociales para así poder asegurarles derechos equivalentes de ciudadanía; de lo contrario, continuaran siendo personas excluidas consideradas como no ciudadanos, desprovistas de los derechos y libertades que gozan los demás individuos y poseedores de una ciudadanía frágil.De acuerdo con Morera (2012) el mejor antídoto contra la discriminación en todas sus formas es partir de la igualdad y construir la equidad y la justicia; algo que aún no disfrutan muchos mexicanos que conforman las minorías existentes en el país.         
     Estas condiciones de oportunidad sólo podrían ser propiciadas por la población que es afectada debido al nulo reconocimiento de su ciudadanía como son las personas con discapacidad por parte del Estado y la población. “La lucha contra la discriminación es parte esencial en la lucha por la consolidación democrática” (Ibid:157). Por tanto, el colectivo debe luchar y movilizarse por tener una presencia efectiva en aspectos de índole públicos y políticos de la sociedad sin ser excluidos de los mismos.

     Debe existir una relación de poder entre Estado y ciudadanos, ya que se requiere del poder del Estado para que pueda reconocer los derechos y obligaciones de los integrantes que conforman su pueblo, pero a su vez otorgar suficiente poder a los habitantes para que puedan ser partícipes de las decisiones que les involucran como sociedad.

Aunque esto aún no es una realidad en México, esta situación ha sido realizada en mayor o menor medida en diferentes países, por ejemplo España que puede considerarse actualmente como país modelo en ésta y diferentes cuestiones más en torno al tema de la discapacidad.
 Con la promulgación de la Constitución de 1978, inicia en España una nueva etapa en el tratamiento jurídico y social de las personas con discapacidad. Las normas jurídicas destinadas a las personas con discapacidad cumplen una función protectora, derivada de la situación peculiar que estos ciudadanos viven (Andréu et al, s/f/v).
     Con dicha constitución se establecen prácticas generalizadas para proteger a las personas con discapacidad y con ello satisfacer la necesidad de integrarlas en el entorno social. 

     Por su parte en el contexto mexicano, las diferentes acciones y legislaciones realizadas han sido con la finalidad, al menos en teoría, de promover los derechos humanos, la plena inclusión y participación de las personas con discapacidad pero dicha teoría aún se encuentra muy alejada de convertirse en una realidad para el colectivo de discapacidad en el país.

     Para lograr dichas intenciones es necesaria la implicación y participación de toda la comunidad en el trabajo hacia una ciudadanía inclusiva, que incida en la calidad de vida de las personas (Geva, 2011). Escenario que en el país aún no se ha suscitado por actitudes de indiferencia existentes en la población en general, mismas que han sido comentadas anteriormente en este trabajo.

     Las diferencias entre España y México distan entre los aspectos normativo y positivo. México parece haber llevado a cabo diferentes acciones en pro del colectivo con discapacidad, sin embargo, la mayor parte de ellas se han quedado solamente plasmadas en las legislaciones. Por su parte, España y sus habitantes han presentado una participación activa en pro de sus derechos y garantías, han luchado por ser considerados ciudadanos y tal ciudadanía poder ejecutarla en plenitud; son dichas luchas las que han facilitado la formalización de determinados derechos.

     Pero ¿por qué si en México se cuenta con legislaciones que pueden considerarse adecuadas en este rubro no se ha logrado la inclusión social y pleno ejercicio de ciudadanía de las personas con discapacidad?

     Una posible respuesta podría radicar principalmente en que dichas políticas y derechos logrados han llegado de rebote al país. De esta forma, no se logra la misma inclusión y ejercicio ciudadano en el país de parte del colectivo debido a que la población no sufrió ni lucho por ellas, fue un acto realizado y aceptado por altos mandos y que por la falta de una cultura asociativa, un sistema de valores poco tolerante e inclusivo con la discapacidad y la poca difusión al respecto no se logra conseguir una participación real en la sociedad puesto que en ocasiones ni las mismas personas con discapacidad tienen conciencia de los derechos que poseen y las legislaciones vigentes para su beneficio.
Es necesario inculcar en la sociedad valores como la justicia y la solidaridad, pues constituyen los dos grandes principios que han de guiar la construcción de esa sociedad donde todos quepamos, dentro del respeto a los derechos que todas las personas tenemos, más allá de que la discapacidad esté o no presente. No hay que olvidar, por otra parte, que todos somos temporalmente válidos (Vega y López, 2011).Al tener en cuenta que todos somos temporalmente válidos por cuestiones demográficas y/o acontecimientos de la vida, tanto la dependencia como la discapacidad son factores que refuerzan la exclusión social, por tanto deben sistemáticamente abordarse desde una estrategia que tenga como objetivo central el logro de una inclusión integral.Por tanto, desde el punto de vista de la discapacidad y la dependencia, deben garantizarse las condiciones necesarias para que el ejercicio de la ciudadanía sea una posibilidad real, y no sólo una quimera (López, s/f/v).
     Es necesario hacer de la discapacidad una condición de vida común y visible ante la sociedad, para que de esta forma pueda formarse una cultura de la misma y los integrantes del colectivo puedan con ello ejercer de una manera más fácil sus derechos y ciudadanía en la sociedad y los diferentes ámbitos de su vida.

     En algunos países se ha logrado y no sólo ha aumentado su visibilidad sino que también ha experimentado cambios significativos en su abordaje, pasando desde un enfoque que consideraba a las personas con discapacidad como víctimas, objetos de caridad y beneficiarios de programas hacia una mirada que las concibe como sujetos de derechos, participantes y actores, reconociendo su contribución a la sociedad y reclamando su integración (Savedoff, 2006; Mujica y Calle, 2006 en Stang, 2011).
A pesar de que aún no se dan las condiciones objetivas para la integración real como ciudadanos de pleno derecho y la participación activa en los espacios sociales de ciudadanía ejerciendo la autodeterminación en su protección legislativa (Jiménez, s/f/v). Puede decirse desde el punto de vista formal, que el ordenamiento jurídico de las últimas décadas, ha tratado de legislar principalmente en dos vertientes: por un lado, favoreciendo la rehabilitación funcional de las personas con discapacidad y, por otro, promoviendo el desarrollo de sus derechos, principalmente los sociales (Díaz, 2010).
     Esto ha permitido que aunque aún falta mucho trabajo para lograr erradicar la exclusión social del colectivo de personas con discapacidad en la sociedad y cambiar la concepción que se tiene sobre el mismo y sus integrantes, al menos se ha logrado un avance al ser más visibles y tomados en cuenta en el ámbito legislativo coadyuvando a mejores condiciones de vida y a permitirles reforzar su ciudadanía sin dejar de luchar por una integración integral en los diferentes aspectos de la sociedad.

Conclusiones
Las personas con discapacidad han sido consideradas como personas marginadas y dependientes. No poseen igualdad de oportunidades como los demás miembros de la sociedad y sus derechos no son ejercidos teniendo como consecuencia una ciudadanía frágil o nula.

     Es compromiso y responsabilidad del Estado asegurar y garantizar la integración de estas personas en los circuitos de ciudadanía, producción, consumo y acceso a bienes públicos ya que con la reproducción e incidencia de diferentes formas de desigualdad y vulnerabilidad es posible un incremento en el riesgo de exclusión social hacia las personas con discapacidad, consideradas actualmente por la mayoría de la población como poco aptas para participar en sociedad.

     Se trata de eliminar todo tipo de barreras que impiden la participación del colectivo de discapacidad en la sociedad. Es necesaria una modificación en el sistema de valores y en la manera de percibir a la discapacidad y a las personas que se encuentran en situación de la misma para poder lograr avances efectivos.

     Para construir y decir que en verdad poseemos una sociedad democrática es indispensable el ejercicio de la plena ciudadanía de las personas con discapacidad y demás grupos vulnerables. Es necesario poder brindarles igualdad de oportunidades económicas, políticas y sociales sin olvidar el tomar en consideración su voz y escuchar sus necesidades.

     El papel de las personas con discapacidad y las diferentes organizaciones es de medular importancia para hacer valer las leyes y lograr la ampliación de la democracia hacia una democracia participativa donde todos los ciudadanos puedan participar en las acciones públicas.

     De lo contrario no será posible porque por un lado el gobierno hace como que hace al sólo implementar leyes y no tener la capacidad de ejecutarlas de la manera adecuada y por el otro el colectivo presenta una participación pasiva y de esta manera muy difícilmente se logrará el cambio deseado, la inclusión del colectivo de personas con discapacidad en los diferentes aspectos de la sociedad.





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© Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS. En proceso de graduación.

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