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ALEGRÍA, HUMOR Y DOLOR: EL ANTIGUO CARNAVAL DE MAZATLÁN, 1900-1904

ALEGRÍA, HUMOR Y DOLOR: EL ANTIGUO CARNAVAL DE MAZATLÁN, 1900-1904 Rafael SANTOS CENOBIO * *  Catedrático e investigador de l...

jueves, 16 de abril de 2015

TEORÍA: SOCIOLOGÍA REFLEXIVA Y CAMPO CIENTÍFICO

TEORÍA: SOCIOLOGÍA REFLEXIVA Y CAMPO CIENTÍFICO
Roberto Carlos LÓPEZ LÓPEZ·
En este ensayo reflexionamos --con base en Pierre Bourdieu-- sobre el ámbito de la ciencia como campo de fuerzas, sobre el concepto de habitus en ese campo, sobre la especificidad desde donde se sitúa el autor, sobre la construcción rigurosa de un objeto de estudio que exige pensar relacionalmente, romper con la dicotomía teoría-método, y asumir una actitud crítica frente al saber establecido como verdad. Además, discurrimos acerca de la exigencia de autorregulación epistemológica y sobre una serie de orientaciones para regular la propia práctica científica del autor.

     Gilberto Giménez (2002) sitúa la obra de Bourdieu entre las teorías sociológicas contemporáneas, y que el propio autor clasifica su construcción teórica dentro de la corriente “constructivista”. Por su parte, Loïc Wacquant (2005b) explica que la sociología reflexiva de Bourdieu reside en la manera en que produce, utiliza y relaciona conceptos individuales, teorías sustantivas, prescripciones metodológicas y las observaciones empíricas. Es el modus operandi y no su opus operatum.

     Esta manera de hacer y pensar la sociología busca “realizar la diseminación de armas de defensa contra la dominación simbólica” (Bourdieu, Ibíd.: 20), y también es “una invitación a pensar más allá de Bourdieu, y contra él” (Ídem). Contrario a lo que nos ha enseñado la filosofía clásica sobre “buscar en el ‘sujeto’ las condiciones de la objetividad y de los límites de la objetividad que instituye” (Bourdieu y Wacquant, 2005: 299), la sociología reflexiva nos instruye que “debemos buscar en el objeto [de estudio] construido por la ciencia las condiciones sociales de posibilidad del ‘sujeto’ […] y los límites posibles de sus actos de objetivación” (Ídem). De esta manera, podemos estar contra las soberbias absolutistas de la objetividad clásica, pero sin caer en el relativismo. Entonces, a cada avance en el conocimiento del objeto científico, corresponde un adelanto en el conocimiento de las condiciones sociales de producción de sujetos científicos, e inversamente.

     Bourdieu (2003) ha desarrollado la nueva sociología de la ciencia que pone la atención en la circulación y el proceso de consagración y de universalización de los trabajos, que dependen de las posiciones ocupadas por los científicos en la estructura del campo científico. El espacio de las posiciones dirige las estrategias y las interacciones. Esta propuesta relaciona la ciencia de los científicos y la ciencia de las obras científicas.

     La noción de campo, según Bourdieu, rompe con la visión interaccionista ya que existen relaciones de estructuras objetivas que dirigen las prácticas entre los laboratorios y entre los investigadores, y que la visión relacional o estructural se asocia a una filosofía disposicionalista de la acción. Y “sólo una teoría global del espacio científico, como espacio estructurado de acuerdo con unas lógicas a un tiempo genéricas y específicas, permite entender a fondo cada uno de los puntos de ese espacio, laboratorio o investigador aislado” (Ibíd.: 64).

     El campo científico, a diferencia de la noción de profesión como apariencia de neutralidad, es un campo de fuerzas dotado de una estructura de capitales que permite a los agentes científicos que poseen mayor capital, poder sobre el campo, sobre los agentes menos dotados de capital, sobre el derecho de admisión y conduce la distribución de los beneficios. El campo es un terreno de luchas donde los agentes dotados de recursos distintos se enfrentan para conservar o transformar las correlaciones de fuerza existentes. El laboratorio es un subcampo que está en una posición de la estructura del campo disciplinario particular, que tiene una autonomía relativa, y en su interior es un espacio de juego de posibilidades e imposibilidades de las disposiciones de los agentes para obtener una mejor posición.

     La noción de campo pulveriza la oposición entre consenso y conflicto, aniquila la visión idealista de comunidad solidaria, pero se opone asimismo a la visión de la vida científica como “guerra”. Bourdieu, dice que “los investigadores, al igual que los artistas o los escritores, están unidos por las luchas que los enfrentan, e incluso las alianzas que pueden unirlos tienen siempre algo que ver con la posición que ocupan en esas luchas” (Ibíd.: 85). El margen de libertad, dado las estrategias y sus posibilidades de éxito, dependen de la posición que ocupa el agente en la estructura.

     En otras palabras, el campo científico es un conjunto de recursos, capitales, disposiciones, habitus, prácticas, métodos, epistemologías, paradigmas, teorías, disciplinas y agentes. Es un campo de fuerzas, lucha y poder relacionado con la posición del científico dentro de la estructura interna del campo y en relación con otros campos de la ciencia. El campo científico posee autonomía relativa y cierta libertad para proponer y llevar a cabo las prácticas y las labores. Pero, estar en un espacio de este tipo significa utilizar las teorías y métodos, prescritos y legítimos. Y cambiar de posición en el campo significa que ha sido reconocido el científico por su trayectoria, invención e innovación.

     El concepto habitus nos ayuda a entender la lógica del campo científico de un sentido práctico ya que, según Bourdieu, “reintroducir la idea de habitus equivale a poner al principio de las prácticas científicas no una conciencia conocedora que actúa de acuerdo con las normas explícitas de la lógica y método experimental, sino un ‘oficio’” (Ibíd.: 73). Cabe decir, que la práctica es subvalorada y poca analizada, sin embargo, para comprenderla se necesita poner mayor competencia técnica que para comprender una teoría. Es común que los científicos o investigadores, a falta de una teoría adecuada de la práctica, no saben adquirir y transmitir un conocimiento auténtico de sus prácticas. Entender la práctica del científico permite ver un sistema de disposiciones generadoras y estrategias que se ponen en juego para obtener un resultado. Es decir, la práctica refleja un procedimiento esencial. El habitus científico es una teoría realizada e incorporada. Para Bourdieu los habitus disciplinarios están vinculados a la formación escolar, y los habitus especiales vinculados a la trayectoria, tanto fuera del campo como dentro de él.

     El habitus toma formas específicas según las especialidades. Así, existen momentos en que un objeto hace converger a dos o más disciplinas como la física y la Química, que hace posible la física cuántica y la ciencia atómica, la Química y la biología que logró la medicina moderna y los medicamentos, la política, la sociología y los estudios culturales, permiten los estudios electorales, de participación y democracia. Por su parte, en los estudios sobre las migraciones internas e internacionales, se emplean habitus y métodos de diversas disciplinas como de la antropología, sociología y economía para estudiar la migración, por ejemplo, a consecuencia de la pobreza, desigualdad, falta de empleo, salarios bajos y subdesarrollo; para estudiar la migración desde la cultura y la modernidad; para estudiar la migración forzada como consecuencia de la inseguridad y la violencia del crimen organizado; además, para estudiar la migración a partir de las políticas de los Estados y los derechos humanos.

     De acuerdo a Bourdieu, el capital científico “es un conjunto de pertenencias que son el producto de actos de conocimiento y de reconocimiento realizados por unos agentes introducidos en el campo científico” (Ibíd.: 100)  y dotados con una percepción diacrítica que “les permiten establecer las diferencias pertinentes, de acuerdo con el principio de pertinencia constitutivo del nómos del campo” (ídem). El migrantólogo, como cualquier otro investigador, posee un capital científico que ejerce con categorías de percepción para conocerlo y reconocerlo.

     También señala que “cada una de las disciplinas (vista como campo) se define a través de un nómos especial, un principio de visión y de división, un principio de construcción de la realidad objetiva irreductible al de cualquier otro principio” (Ibíd.: 94), es decir, como formula Saussure: el punto de vista crea el objeto, que es constitutivo del punto de vista disciplinario. Por su parte, Gilberto Giménez (2003) dice que “hablar de los límites del conocimiento y de las convergencias disciplinarias en las ciencias sociales equivale a plantear directamente un problema epistemológico” (p. 23). Y éste sólo puede ser afrontado por “una metateoría que las trascienda y a la vez las abarque en su conjunto”: la  “epistemología de las ciencias sociales”. Y el punto de convergencia va a ser la historia en sentido amplio. Las ciencias sociales se inscriben en el campo de las ciencias históricas, debido a que su objeto no puede disociarse de un determinado contexto espacio-temporal. “Éste puede ser de mayor o menor amplitud (micro-contextos, áreas de civilización, largos periodos históricos, etc.)” (p. 34), que siempre estará presente de modo implícito o explicito, en la descripción o teorización de los fenómenos histórico-sociales. Es “un régimen conceptual ligado a la forma de presentación de los fenómenos sociales” (p. 35).

     En la construcción del objeto, según Bourdieu (2005), lo importante es el rigor. El poder de un modo de pensar se manifiesta mejor en la “capacidad de transmutar objetos socialmente insignificantes en objetos científicos”. O bien: “aproximarse a un objeto socialmente significante fundamental desde un ángulo inesperado” (p. 274). Esta libertad o poder debe acompañarse del rigor. El rigor es la vigilancia, ya que el actor mismo actúa de manera heterónoma en el campo de las ciencias sociales.

     El científico debe pensar en términos relacionales, y es absurdo separar el proceso teórico y el método. Es decir, las opciones técnicas más "empíricas" no pueden relegarse de las opciones más "teóricas" que involucra la construcción del objeto. Pero, puede suceder que en función de una determinada construcción del objeto, se vuelven imperativos tal técnica de recolección o análisis de datos, tal método de muestreo, etcétera. De una manera más precisa, “sólo en función de un cuerpo de hipótesis derivadas de un conjunto de presupuestos teóricos, cualquier dato empírico puede funcionar como prueba [o evidencia]” (Ibíd.: 279). Por lo tanto, se debe movilizar todas las técnicas que sean relevantes, pertinentes y utilizables, de acuerdo a la definición del objeto y las principales condiciones o circunstancias de la recolección o producción de datos.

     La vigilancia a los detalles del proceso de investigación, cuya dimensión social no es la menos importante, respecto a considerar a los instrumentos teóricos como campo, habitus, capital, etc., que mejor ponerlos en acción y hacerlos trabajar. Bourdieu, afirma que “la noción de campo funciona como abreviatura conceptual de un modo de construcción del objeto que comanda, u orienta, todas las elecciones prácticas de investigación” (Ibíd.: 282). Así, la noción de campo nos exige resistir la tendencia a pensar el mundo social de manera sustancialista, y que debemos más bien, pensar relacionalmente. Cabe señalar que una de las dificultades principales de un análisis relacional es que casi siempre los espacios sociales se dan a conocer bajo la forma de individuos o instituciones concretas, ya que los datos disponibles están adyacentes a ellos.

     Para ello el autor propone la utilización de un instrumento de construcción del objeto: un cuadro de las propiedades pertinentes de un conjunto de agentes o instituciones. Este instrumento no se realiza de golpe sino por ensayo y error, se logra construir progresivamente los espacios sociales. Así pues, el instrumento puede obligarnos a un pensamiento relacional tanto de las unidades sociales como de sus propiedades, y que pueden ser caracterizadas en presencia y ausencia, o de grado.

     La construcción del objeto científico requiere la separación con el sentido común tanto de las organizaciones sociales como de los participantes. No hay que sentirse satisfecho con las representaciones compartidas por todos. No hay que sentirse cómodo en nuestra investigación. Pero, de acuerdo a Bourdieu, esta ruptura se puede llevar a cabo con “la historia social de los problemas, objetos e instrumentos de pensamiento, […], dentro de la historia del trabajo de construcción social de la realidad, […], que lleva acabo el mundo social como totalidad o este o aquel campo especializado […]” (Ibíd.: 293). Y urge a realizar una historia social de las ciencias sociales. En éstas, las rupturas epistemológicas con frecuencia son sociales: rupturas con las creencias fundamentales de un grupo, rupturas con las creencias centrales del cuerpo de profesionales y de certezas compartidas. Practicar la duda radical en sociología es similar a volverse un marginal. Por tanto, no hay que sentirse cómodo con nuestras creencias, puesto lo que se requiere es mayor reflexividad.

     También debemos revisar el lenguaje ya que es un depósito de pre construcciones naturalizadas e ignoradas como tales, que llegan a funcionar como “instrumentos de construcción inconscientes” como algunas taxonomías ocupacionales, categorías del INEGI de México e INSEE de Francia, que son ejemplos de conceptualización burocrática. Para producir ciencia, deben sobrepasarse las apariencias de cientificidad y por qué no, objetar las normas vigentes y los criterios usuales del rigor científico. Dice Bourdieu, “la verdadera ciencia, a menudo, no consiste tanto en mirar hacia delante y mover la ciencia en esa dirección sino en tomar el riesgo de no desplegar todos los signos exteriores de cientificidad” (Ibíd.: 302).

     Por último, la lectura de los textos nos enseña que la metodología de la investigación no consiste en seguir un método o unos pasos solamente, sino en el control y supervisión de que el procedimiento articule los elementos teóricos, empíricos y técnicos, lógica y coherentemente. Así, con estas ideas sintetizamos las aportaciones de los textos presentados que pueden beneficiar a un proyecto de investigación (por ejemplo el personal: Emigración forzada de familias por la violencia en Sinaloa. Experiencias y consecuencias del desplazamiento, 2006-2014), que son las siguientes:

1.         Mantener una actitud de reflexividad.
2.         Ubicar el campo de estudio de la migración como campo de fuerzas y de lucha, relacionado con la posición del migrantólogo dentro de la estructura interna y en relación con otros campos de la ciencia.
3.         Cambiar de posición en la estructura del campo significa que ha sido reconocido el investigador por su trayectoria e innovación.
4.         El campo está dotado de una estructura de recursos, capitales, disposiciones, habitus, prácticas, métodos, epistemologías, paradigmas, teorías, disciplinas.
5.         El campo de estudio de la migración posee autonomía relativa y cierta libertad para proponer y llevar a cabo las prácticas y la labor científica.
6.         Los migrantólogos están unidos por las luchas que los enfrentan y por las alianzas. El campo no es neutral.
7.         Vigilar los detalles del proceso de investigación.
8.         Pensar en términos relacionales y no separar el proceso teórico y el método.
9.         Ubicar o construir al objeto de estudio con rigor. El rigor es vigilancia, ya que el migrantólogo mismo actúa de manera heterónoma en las ciencias sociales.
10.     En la construcción del objeto, realizar un cuadro de las propiedades pertinentes de un conjunto de agentes o instituciones.
11.     Separación con el sentido común tanto de las organizaciones sociales como de los participantes.
12.     Cuidar el lenguaje. Estar vigilantes de las taxonomías y categorías burocráticas.
13.     Reflexionar sobre la técnica que se está utilizando y los datos que debemos utilizar.
14.     Los límites del conocimiento sólo puede ser afrontado por “una metateoría  que las trascienda y a la vez las abarque en su conjunto”, lo que llamamos “epistemología de las ciencias sociales”.
15.     Y el punto de convergencia entre las disciplinas o especialidades es la historia en sentido amplio, ya que su objeto no puede disociarse de un determinado contexto espacio-temporal.


BIBLIOGRAFÍA
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· Sociólogo. Realizó sus estudios de Licenciatura y Maestría en la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS. Ha colaborado en el Cuerpo Académico de Migración y Desarrollo Regional de la Facultad de Ciencias Sociales. Actualmente estudia el Doctorado en Ciencias Sociales en la U de G

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