A R E N A S
Revista
Sinaloense de Ciencias Sociales
Número 39
Nueva
época Año 16, enero-abril 2015
PRESENTACIÓN
En esta edición número 39 de la
revista ARENAS, se aborda la problemática que sigue ocupando los espacios de
reflexión y análisis de buena parte de México: la violencia. Sobre todo a raíz
de los lamentables sucesos que tuvieron que ver con los 43 estudiantes
normalistas desaparecidos, aspirantes a profesores rurales de Ayotzinapa, en
Iguala, municipio del estado de Guerrero. El hecho criminal perpetrado en
contra de los jóvenes estudiantes, y que provocó el repudio en casi todas
partes del mundo, es una evidencia muy escandalosa y muy notoria de los niveles
y las dimensiones que han alcanzado los asuntos relativos a la seguridad de la
población mexicana frente a los tentáculos del crimen organizado y del
narcotráfico, en un contexto en el que las desviaciones sociales se expanden e
intensifican en el país.
A manera de un sintético recuento
histórico, grosso modo, sobre el mundo de las drogas prohibidas, en general se
destacan en esta entrega diversos aspectos vinculados con la génesis y
evolución de la industria de los estupefacientes, además de que se plasman
diversas interpretaciones e impresiones críticas sobre lo que ha significado
para la historia y la economía del país, el derrotero del crecimiento y el
fortalecimiento del narcotráfico y del crimen organizado, y en particular sobre
su trascendencia y su impacto en la vida pública, en la doxa social, en la vida
cotidiana y en la educación, la sociedad y la cultura.
En tal sentido y desde el panorama
general de los estudios relativos a la cultura del narcotráfico, el doctor Juan
Carlos Ayala Barrón, investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Autónoma de Sinaloa, con sede en Culiacán, se inmiscuye en la
temática de estudio social del cuerpo, sobre su resemantización y en torno a
los roles sociales que se le han atribuido por costumbre, tradición, cultura e
historia. En especial, se observan y analizan los papeles que desempeñan los
cuerpos, masculino o femenino, en los ámbitos y las fases diversas de la
violencia criminal y de la industria de las drogas ilegales. Se trata de una
interesante y sugerente mirada crítica sobre una temática poco abordada en tal
tesitura de interpretación y análisis.
La doctora Karla Villarreal Sotelo,
especialista en ciencias penales, representante de la Sociedad Mexicana de
Criminología en Tamaulipas y docente e investigadora de la UAT, efectúa una
indagación sobre el simbolismo cultural relacionado con las expresiones de la
violencia y el narcotráfico que llaman la atención pública en los escenarios
tamaulipecos y describe cómo los cultos pagano religiosos se han establecido en
varias poblaciones de esa entidad del norte de México, colindante con el estado
de Texas, Estados Unidos. Y contrasta la diversidad de las muestras
iconográficas alusivas a la violencia y la muerte en Tamaulipas, territorio en
el que han destacado el Cartel del Golfo y los Zetas, frente a las expresiones
de culto que se observan por ejemplo en Sinaloa.
Por su parte, el doctor Carlos
Zavala Sánchez, de la Facultad de Psicología de la UAS, plasma un amplio
escenario sobre la fuerza, la extensión y la penetración de una suerte de
“sociocultura” del narco en Sinaloa, y de cómo la problemática ha sido
percibida tanto por la población que vive y resiente sus efectos, como desde
las perspectivas teóricas, de estudio y análisis de parte de los académicos y
los investigadores universitarios, así como por las instancias gubernamentales
y del Estado mexicano en la confrontación y el combate contra el crimen
organizado y la diversidad departamentalizada de sus alcances, de sus poderes y
de sus acciones ilícitas, por todos los ámbitos y sectores de la sociedad
sinaloense y del país.
El doctor Arturo Santamaría Gómez,
ex catedrático e investigador de la UAS, plantea una fuerte reflexión sobre el
debilitamiento estructural y político del Estado mexicano, a partir sobre todo
del régimen de Carlos Salinas de Gortari, y lo que se denomina, en la actual
coyuntura, como crisis de gobernabilidad, ante los bochornosos acontecimientos
de violencia padecidos recién y durante los últimos años en el país, así como
por el ascenso y expansión del crimen organizado. De éste que, vía múltiples
mecanismos, ha llegado a asentarse sobre cada vez más espacios, instancias y
territorios, estados y municipios de la República Mexicana, compartiendo
influencias o dominios de poder, en plenos tiempos del neoliberalismo y la globalización.
Luego, en un texto sobre las
características y la fuerza musical del llamado Movimiento Alterado, el maestro
Luis Angel González Flores, de la UNAM, efectúa una interiorización en torno de
la semántica de la violencia de los corridos de elogio y exaltación del narco,
como propuesta que se está expandiendo, mediante subterfugios de la industria
de la cultura, hacia otros géneros musicales que tienen que ver con la banda y
la música grupera. Y en un texto sobre los jóvenes de Sinaloa y los “valores”
en estos tiempos precisamente rudos, el doctor Ismael Alvarado, de Ciencias
Sociales de la UAS, advierte que tales valores han sido hondamente alterados,
en el contexto del afianzamiento de la narcocultura, y que los papeles y
funciones que otrora cumplían y desempeñaban la familia y la escuela como
vehículos o medios de formación cívica han sido disminuidos en su valor e
importancia.
Cerramos con una colaboración
especial del poeta y profesor universitario Nino Gallegos, que también echa una
mirada a ras de piso sobre la aguda problemática que se resiente en Sinaloa
desde hace varias generaciones, y desde los tonos llenos y llanos de la
indignación en prosa y de la sensibilidad en verso, aprovechando un texto de
don Luis Villoro sobre “la inaceptable alteridad” en la simbiosis y
transformación de la cultura mexicana, cuestiona en un ensayo literario muy
libre los rumbos y los senderos de sangre y “horror” en los que transita
nuestra sociedad. La mirada del escritor, mínimo, es de azoro ante los
acontecimientos relacionados con el narco y el crimen organizado y ante la
manifiesta incapacidad y falla, dice, del Gobierno, de los funcionarios, de los
políticos y de los partidos, sean cuales fueren las ideologías y colores, al no
cumplir con probidad con sus obligaciones, tareas y responsabilidades.
En esta ocasión nos honra al
acompañarnos, con una grata colección de su obra, en imágenes gráficas en
técnicas mixtas, la artista Elina Chauvet, que cuenta con más de 50
exposiciones artísticas individuales y colectivas, en México y en el
extranjero, que le otorga clase y estética a este número de ARENAS, y que de
cierta forma contrasta con el cúmulo de reflexiones e interpretaciones sobre el
“horror” que implica vivir y sobrevivir en una dolorida y quejumbrosa sociedad
lastimada por los duros impactos socioeconómicos, políticos y culturales,
relacionados con el fenómeno de la llamada narcocultura. Elina, cuya obra se ha
caracterizado por un fuerte contenido social, es oriunda de Casas Grandes,
Chihuahua, pero reside en el puerto mazatleco desde hace algunos ayeres. Ha
obtenido varios reconocimientos, entre ellos la beca internacional del Festival
de Arte Burning Man, en California, Estados Unidos. Es una activa creadora que
ha recorrido el territorio nacional y varios países de América y Europa,
llevando y armando una instalación o performance cultural con un mensaje
crítico y de solidaridad, a través de “Zapatos Rojos”, denunciando la violencia
que en México ha afectado con fiereza y escarnio también a la mujer.
Nery
Córdova
Para cita del artículo:
CÓRDOVA, N. (2015). PRESENTACIÓN (U. A. Sinaloa, Ed.) ARENAS 39(39), 7-10.
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