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ALEGRÍA, HUMOR Y DOLOR: EL ANTIGUO CARNAVAL DE MAZATLÁN, 1900-1904

ALEGRÍA, HUMOR Y DOLOR: EL ANTIGUO CARNAVAL DE MAZATLÁN, 1900-1904 Rafael SANTOS CENOBIO * *  Catedrático e investigador de l...

domingo, 17 de julio de 2016

APUNTES TEÓRICOS: ¿QUÉ ES EL TERRITORIO?

APUNTES TEÓRICOS: ¿QUÉ ES EL TERRITORIO? 

Pedro BRITO OSUNA** Economista y Maestro en Ciencias. Egresado y exdirector de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS, así como profesor de Licenciatura y posgrado de esa institución. 

Introducción 

Existen distintos significados de la palabra territorio tanto en el lenguaje cotidiano como en el que se utiliza en las distintas disciplinas del conocimiento humano. El estudio del territorio desde la perspectiva socio-espacial es pertinente porque permite comprender la forma en que ocurren en el espacio las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales así como la influencia que tiene la territorialidad en el desarrollo. La geografía humana1 es una de las ramas del conocimiento social que con mayor profundidad analiza el papel que juega la dimensión territorial en el desarrollo de la sociedad. 

 1“La geografía humana es la parte de la geografía que estudia los elementos del paisaje que han sido creados por las sociedades humanas, bien en la actualidad bien en el pasado. Estos elementos se deben a su actividad agrícola, urbana, industrial, de transporte, comercial y su propia dinámica demográfica”. (http://enciclopedia. us.es/index.php/geografíahumana). 

    Un destacado investigador del desarrollo regional Sergio Boisier sostiene que el territorio puede ser calificado de acuerdo a los siguientes adjetivos: 
    “El concepto de territorio puede ser adjetivado como natural, como equipado y como organizado. El primero describe un territorio no intervenido por el hombre; el segundo alude precisamente al equipamiento físico derivado de la acción humana, y el tercero denota un territorio en el cual vive una comunidad, bajo ciertos principios de organización” (Boisier; 1999: p 37). Son como la expresión conceptual de tres niveles distintos que puede asumir el territorio en relación con los grupos sociales. 

La apropiación del territorio 

En la perspectiva de los geógrafos colombianos Montañez y Delgado (1998) el territorio es “el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio soberano de un Estado” (Montañez y Delgado: 1998: 122). 

      Lo anterior porque el estudio del espacio social no se circunscribe a los límites geográficos de los Estados naciones como el territorio comprendido dentro de las fronteras de cada país, sino que la dimensión territorial incluye otras escalas para el análisis espacial como el nivel local, regional, nacional y global, son categorías espaciales necesarias para entender la interacción social de cada nivel territorial; contribuyen a explicar la formación y desarrollo de localidades y regiones, permiten comprender la forma en que estas se insertan en el ámbito global así como la forma que se asume y se ejerce el poder en el territorio. 

      Los geógrafos colombianos, arriba citados, consideran que el poder es la variable clave para la explicación del concepto de territorio. Por ello afirman: 
“El territorio es un espacio de poder, de gestión y de dominio del Estado, de individuos, de grupos y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales” (Montañez y Delgado: 1998: p. 122-123). 
      Estos autores no conciben al territorio como un espacio natural sino como el resultado de un proceso histórico de “construcción social”, de participación de los actores sociales, a través de una dinámica que solo se puede comprender cuando se realiza el análisis de todos los factores que han contribuido a su conformación así como a su deterioro. Reconocen el importante papel que juegan las personas en la conformación del territorio. Destacan la existencia de desigualdad económica entre las fuerzas sociales por el distinto tipo de acceso a los recursos y por ocupar distintas posiciones en las relaciones sociales lo que se traduce en una apropiación diferenciada del espacio. 

     Por tales razones concluyen que “la capacidad real y potencial de crear, recrear y apropiar territorio –por parte de los actores socialeses desigual” (Ibid., p. 123). Y en el espacio social pueden pervivir distintas territorialidades2 , locales, regionales, nacionales y globales, cada una de las cuales tiene intereses distintos lo que puede propiciar relaciones de cooperación, de complementariedad y de conflicto. 
     
      Así, el territorio no es algo que permanezca fijo en el espacio. Lo conciben como un ente “móvil, mutable y desequilibrado”, porque “la realidad geo-social es cambiante y requiere permanentemente de nuevas formas de organización territorial” (Ibid., p. 123).

      En lo que se refiere al sentimiento de apego afectivo al territorio que expresan los individuos a través del llamado sentido de identidad y pertenencia, los autores colombianos afirman que “el ejercicio de ciudadanía y de acción ciudadana, solo adquieren existencia real a partir de su expresión de territorialidad”. (op., cit., p 123) 

     En lo que tiene que ver con la complejidad de las relaciones entre espacio y territorialidad, estos autores postulan la tesis de que “En un mismo espacio se sobreponen múltiples territorialidades y múltiples lealtades” (Ibid, p. 123). 
     
     Las diversas territorialidades provocan conflictos sociales, políticos e incluso militares debido a la disputa sobre los mismos territorios entre distintos actores sociales que luchan entre sí porque cada uno de ellos se considera propietario de los mismos3

2 “La territorialidad es el grado de control de una determinada porción de espacio geográfico por una persona, un grupo social, un grupo étnico, una compañía multinacional, un Estado o un bloque de estados”. (…) “La territorialidad se asocia con apropiación y esta con identidad y afectividad espacial, que se combinan definiendo territorios apropiados de derecho, de hecho y afectivamente” (Montañez y Delgado 1998: 124). 
3 Pienso en los conflictos de carácter nacionalista dados por la invasión militar de un Estado a otro. También en las confrontaciones bélicas como la que se dan entre Palestina e Israel por el control de un territorio que ambos Estados consideran propio. En el caso de actores armados dentro de un territorio nacional se disputan los espacios entre las fuerzas armadas del Estado, los grupos armados del narcotráfico y las organizaciones de la guerrilla como se observa en el caso de Colombia aunque también en otros países como México. 

Territorio y poder 

Por otra parte, para profundizar en la relación entre territorio y poder, Gilberto Giménez sintetizó algunas definiciones del concepto de territorio al revisar con detenimiento los textos publicados por un grupo de autores desde el campo de la geografía. 

     Según Giménez (2004), la visión que prevalece en la geografía es la que concibe al territorio como un espacio apropiado. Afirma que los geógrafos Raffestin, CL. (1980), Di Meo, Guy (2000) y Scheibling, Jacques (1994) suscribirían la siguiente definición: 
“Se entiende por territorio el espacio apropiado por un grupo social para asegurar su reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales que pueden ser materiales o simbólicas”. (Giménez, 2004: 315). 
    De la revisión crítica que realiza de un texto de Lecoquierre, Bruno y Benjamín Steck (1999) Giménez afirma que estos autores mantienen la idea central de que la apropiación del espacio es la condición necesaria para la existencia del territorio, como se aprecia enseguida:
el territorio es aquella porción del espacio apropiada por las sociedades humanas para desplegar en ella las actividades productivas, sociales, políticas, culturales y afectivas, y a la vez inscribir en ella sus estrategias de desarrollo y, todavía más, para expresar en el curso del tiempo su identidad profunda mediante la señalización de los lugares. (Gimenez, 2004: 315). 
     Esta visión del territorio va más allá de una mera relación funcional entre el grupo social y el espacio natural, al incorporar una multiplicidad de posibilidades que pueden influir no solo en la reproducción social sino también en cultura y en la identidad de sus habitantes. 

     Una definición adicional, en la misma línea de pensamiento, es la que recoge Giménez de las aportaciones de Baud Pascal, Bourgeat Serge y Bras Catherine (1997). “Se entiende por territorio todo espacio socializado y apropiado por sus habitantes, cualquiera sea su extensión” (Gimenez, 2004: 315). Sería la expresión más simple de la relación entre sociedad y naturaleza. Para avanzar en la comprensión del significado, las funciones sociales y las cualidades que tiene el territorio, retomamos un par de citas de Gilberto Giménez, fundamentales para la comprensión del concepto: 
Se puede decir que el territorio responde en primera instancia a las necesidades económicas, sociales y políticas de cada sociedad, y bajo este aspecto su producción está sustentada por las relaciones sociales que lo atraviesan; pero su función no se reduce a esta dimensión instrumental; el territorio es también objeto de operaciones simbólicas y una especie de pantalla sobre la que los actores sociales (individuales o colectivos) proyectan sus concepciones del mundo. (Giménez, 2000:24) 
     Giménez afirma que el territorio es un espacio que responde de manera prioritaria a las necesidades materiales de las personas que lo habitan al poner en el primer plano las funciones económicas que en él se realizan. Este se ubicaría en el lado utilitario y funcional que representa la apropiación del territorio para sus pobladores y de manera prioritaria para quien ejerce el poder en ese espacio. Pero el autor no se queda en el lado funcional de esa relación. 

     Otro aspecto que destaca es que constituye un espacio para la creación y reproducción de la cultura donde se realizan distintas operaciones simbólicas y en donde se proyectan las visiones del mundo que tienen sus habitantes. Para dejar más clara su concepción, Giménez reconoce las múltiples funciones económicas, sociales, políticas, ambientales y simbólicas del territorio: 
...el territorio puede ser considerado como zona de refugio, como medio de subsistencia, como fuente de recursos, como área geopolíticamente estratégica, como circunscripción político-administrativa, etcétera; pero también como paisaje, como belleza natural, como entorno ecológico privilegiado, como objeto de apego afectivo, como tierra natal, como lugar de inscripción de un pasado histórico y de una memoria colectiva y, en fin, como geosímbolo. (Giménez, 2000:24) 
     Esta caracterización de Giménez recoge de forma sintética los múltiples usos y significados que el territorio tiene para la sociedad. Para comprender la importancia de su planteamiento es pertinente detenernos un poco para analizar cada una de las cualidades y funciones que se le reconocen al territorio. 

El territorio como refugio 

No todos los territorios pueden ser concebidos como zonas de refugio. La palabra refugio implica un espacio que resulta seguro frente a determinado tipo de amenazas ya sean militares, políticas o naturales. En el espacio donde ocurre una guerra civil o en regiones donde impera la violencia armada las personas se ven obligadas a salir de sus territorios para buscar zonas de refugio en otras regiones de su país o en el territorio de otros países. 

      Cuando se abren espacios en el territorio para la atención de los perseguidos políticos, el gobierno del país que les proporciona refugio a las personas en problemas es percibido como un espacio social para la sobre vivencia, como acciones solidarias de carácter humanista. 

     Ejemplos de este tipo son los campos de refugiados que se formaron en Chiapas tras las guerras en Centroamérica. También es el caso de México que sirvió de refugio para cientos de exiliados de la dictadura de Franco en España. Igual para miles de exiliados políticos de los países del cono sur que hicieron de México su segundo hogar durante la época de las dictaduras militares de los años setentas y ochentas del siglo XX. 

     Otro tipo de refugiados son las víctimas de desastres naturales que son rescatados y trasladados a centros de apoyo que se ubican fuera de sus comunidades de origen. El caso de las inundaciones que mantienen bajo el agua a pueblos y ciudades, los habitantes rescatados se trasladan a territorios secos a los que se llega en busca de solidaridad. 

     También las hambrunas han obligado a las poblaciones de los territorios afectados a salir de sus comunidades de origen en busca de espacios en donde sobrevivir. En el territorio se observan relaciones sociales que permiten que los individuos puedan establecer entre ellos mecanismos de cooperación y de solidaridad. Tal situación permite que en el territorio sea visto como el espacio más adecuado para que se exprese el capital social4.

4 “El capital social se puede definir como el conjunto de normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, las comunidades y la sociedad en su conjunto” Caravaca et al 2005: 15).

    Las relaciones “cara a cara” entre las personas en los territorios próximos permiten que estas se sientan más seguras en sus ciudades o pueblos por el hecho de tener en ellos parientes, amigos y conocidos, así como tratos con otros miembros de la sociedad que aún y cuando no se les conozca de manera íntima se “conocen de vista” o en algunas ocasiones han interactuado con ellos al transitar por los mismos lugares y compartir las rutas de transporte durante mucho tiempo. Un sentimiento diferente, de abandono o de pérdida, se percibe por las mismas personas cuando se encuentran en otras ciudades o pueblos, sobre todo cuando no se conoce a nadie y no están en calidad de turistas o visitantes; en tal caso el sentimiento de inseguridad y de abandono es mayor sobre todo cuando la gente se encuentra de paso, sin documentos de identidad y sin dinero. En esas circunstancias se aprecia la importancia del calor del terruño de procedencia como una tierra de refugio frente a la frialdad y desconfianza que se experimenta en los territorios ajenos. 

    Esta situación de alta vulnerabilidad se percibe en parte de los migrantes centroamericanos más pobres que en su afán de llegar, en busca de oportunidades de trabajo, a los Estados Unidos deben transitar por el territorio mexicano en las peores condiciones de viaje, expuestos a todos los peligros. En tal situación el territorio de paso no es visto propiamente como un refugio sino como un obstáculo, como un espacio de hostilidad que es necesario superar. 

Territorio y economía 

Para las personas que conocen un territorio como la palma de su mano, para los que lo han recorrido de palmo a palmo, para los que han tenido contacto con las actividades económicas que allí se realizan, para los que tienen confianza en sus habitantes porque han nacido y crecido con ellos, para los que saben insertarse de forma adecuada en los trabajos que ahí se realizan, para los que cooperan en la vida pública de esa comunidad, para los que forman parte de organizaciones sociales, para los que participan en sus fiestas colectivas, para ese tipo de personas directamente vinculadas con el territorio les resulta más fácil subsistir respecto de los que no han tenido contacto previo con esa comunidad y tampoco tienen contactos que les permitan ser aceptados. 

     El español Antonio Vázquez Barquero se niega a considerar que el territorio sea un mero contenedor de objetos físicos y personas: 
...el territorio no es un mero soporte físico de los objetos, actividades y procesos económicos, sino que es un agente de transformación social. Las empresas las organizaciones y las instituciones de cada localidad o territorio son los agentes que dinamizan los procesos locales de crecimiento y cambio estructural a través de las acciones de inversión y del control de los procesos. (Vázquez Barquero; 1999: 53). 
    De ahí que el territorio sea un aspecto medular cuando se habla de regiones exitosas o ciudades dinámicas. Tales adjetivos reflejan procesos de participación de los actores sociales para conformar territorios organizados e innovadores en donde se han sabido aprovechar los factores que estimulan el desarrollo como lo afirma un destacado estudioso chileno del desarrollo regional: 
Información y conocimiento son elementos clave del desarrollo territorial. La asociatividad y el poder político colectivo son también elementos centrales del desarrollo en cualquier territorio, dependen fuertemente de la información y del conocimiento. (Boisier; 1999: p. 27). 
     Esto implica que entre mayor sea el grado de aprendizaje de una comunidad territorial para asociarse de forma adecuada y promover la formación de un poder político representativo, mayor será la probabilidad de aprovechar la información y el conocimiento para cimentar su progreso económico y su desarrollo social. 

El territorio como fuente de recursos 

Desde la perspectiva del espacio natural, el territorio puede ser visto como una fuente de recursos: mineros, hídricos, forestales, ganaderos, agrícolas, pesqueros, frutícolas, turísticos, etcétera. En términos económicos, un territorio tiene un potencial de crecimiento al concentrar recursos naturales y humanos que pueden servir para generar riqueza y propiciar el crecimiento productivo de la región así como para realizar nuevos proyectos empresariales, renovar las empresas existentes y generar más empleos para sus habitantes. 

     No obstante, es pertinente tener en cuenta que la visión del territorio como fuente de recursos debe incorporar una lógica de racionalidad ambiental en su manejo para no caer en la explotación que termine por destruir la fuente de tales recursos. En esta perspectiva es pertinente tener en cuenta la opinión crítica de un geógrafo brasileño: 
En la relación entre sociedad y naturaleza, en lo concerniente al desarrollo, […] se creía que desarrollo era sinónimo de salir de la naturaleza, y más aún, dominarla, instrumentándola, reduciéndola al estado de recurso que, como se sabe es un medio para lograr un fin. (Porto Goncalvez; 2001: 8). 
    Se trata entonces de incorporar la dimensión ambiental desde una perspectiva que garantice la supervivencia de los ecosistemas. Sin embargo, habría que reconocer que se trata de una naturaleza transformada como bien lo afirma el sociólogo Anthony Giddens: 
Podemos pensar en el medio ambiente como el mundo natural, pero, por supuesto, ya no es eso. Mucho de lo que antes era natural es ahora producto de, o está influido por, la actividad humana -no sólo el mundo exterior, incluyendo posiblemente el clima de la tierra, sino el “medio ambiente interno” del cuerpo-. Para bien o para mal, la ciencia y la tecnología han invadido el cuerpo humano, y han vuelto a trazar la frontera entre lo que puede humanamente conseguirse y lo que simplemente hemos de “aceptar” de la naturaleza. (Giddens, 1999: 74). 
      Reconociendo que la naturaleza que nos tocó vivir ha sido transformada por la sociedad en su devenir, importa tener en cuenta una visión sustentable del desarrollo y no una mera relación instrumental con la naturaleza. “El desarrollo sustentable debe basarse en la productividad de los procesos ecológicos de sus diferentes regiones y en los valores culturales de sus poblaciones” (Leff; 1998: p.85). 

El territorio y el capital humano 

Es pertinente ver que el recurso más valioso de un territorio está constituido por su población, sobre todo por quienes se capacitan en lo técnico y en lo profesional dentro de sus instituciones educativas, sus centros de investigación y en los espacios culturales así como en sus centros de trabajo del sistema productivo local. De ahí que los recursos humanos capacitados, o el capital humano, constituyan un factor muy importante para configurar regiones exitosas en lo que se refiere a su activo papel en la generación de desarrollo económico. 

     “El capital humano se puede definir como la presencia de población con una preparación profesional adecuada, cuyo potencial creativo e imaginativo se puede utilizar como un activo básico para dinamizar la economía” (Caravaca, et al, 2005). 

      Un territorio que sea capaz de organizarse y activar los procesos de formación de capital humano entre su población, podrá aprovechar de mejor manera su potencial productivo, mejorar la equidad social en la distribución del ingreso y manejar con inteligencia sus recursos naturales. 

     Se trata no sólo de transmisión formal de los conocimientos por el sistema educativo y cultural instituido, sino también de la experiencia y el conocimiento informal que los productores y artesanos son capaces de transferir a las nuevas generaciones de jóvenes a efecto de formar a los nuevos trabajadores y empresarios del territorio. 

     En cuanto al territorio como área geopolítica, es una perspectiva de corte político-militar que coloca en primer plano el tema de la defensa y la seguridad nacional. Puede ser el caso de un territorio rico en recursos, con importantes yacimientos petroleros sobre los cuales se ha equipado y construido una infraestructura para la extracción del crudo. Es obvio, que, desde el punto de vista geopolítico, tales instalaciones son estratégicas para la seguridad económica y militar de una región o del país, tanto en lo que se refiere a las amenazas externas con otros Estados como a los problemas de gobernabilidad interna debido a la confrontación entre las fuerzas políticas de un Estado nación, sobre todo durante los períodos de descomposición social, insurrecciones, guerras civiles, guerrillas, golpes de estado o revoluciones violentas. 

      Un estudioso de la geopolítica internacional afirma:
Durante casi toda la historia de los asuntos internacionales, el control territorial constituyó el foco de los conflictos políticos. La autosatisfacción por la adquisición de un mayor territorio y el sentimiento de carencia nacional por la pérdida de tierras “sagradas” han sido las causas de la mayor parte de las guerras más sangrientas que estallaron desde la ascensión del nacionalismo. No resulta exagerado afirmar que los imperativos territoriales han sido el principal impulso de los comportamientos agresivos de los Estadosnaciones. (Brzezinski; 1998: p. 45).
      Otro ejemplo de visión geoestratégica del territorio son las fronteras nacionales, dados los límites físicos entre dos estados nacionales. La región fronteriza se transforma en zona estratégica, sobre todo si ocurren intercambios entre múltiples actores, no sólo en el ámbito de lo permitido por los convenios internacionales sino también por los no permitidos. Las fronteras, a pesar de los intentos de cierre son cada vez más abiertas y porosas. Constituyen una fuente de preocupación para los Estados porque ocurren flujos en ocasiones no deseados, como la migración indocumentada, el contrabando, el tráfico de drogas y la penetración de organizaciones terroristas. 

      En determinadas etapas de exceso de nacionalismo se meten en un mismo saco problemas que tienen características diferentes y se pretende criminalizar con el mismo rasero a los transgresores para lo cual utilizan formas universales como la construcción de muros como el que se está realizando entre la frontera entre México y Estados Unidos. 

El territorio como área político-administrativa 

Aquí se recupera la división político-administrativa que se dan los Estados naciones en su territorio para precisar los límites de las áreas correspondientes a los gobiernos regionales y locales de sus estados interiores y de sus municipios. También se determina el mapa político interno definiendo las áreas o distritos básicos de donde se obtendrá la representación política a través de lo que se denomina la cartografía electoral, de la que deviene la representación legítima de los diputados y senadores, tanto a las legislaturas estatales como al poder legislativo federal. 

     La demarcación político administrativa puede generar un sólido sentido de pertenencia de los habitantes cuando el territorio es proyectado como un espacio en el que se configura la esfera política local en la que participan de distintas formas los miembros de la comunidad territorial. 

     En el caso de México, el país abarca el territorio nacional, mismo que se divide en estados y al interior de estos se ubican los municipios. Debajo de esa escala de división política territorial, en algunos estados, hay sindicaturas, comisarías, pueblos y comunidades. 

     El análisis crítico del papel que juega la representación política municipal, legislativa o ejecutiva de cada territorio permite observar el papel que desempeñan las instituciones públicas, evaluar su capacidad y eficacia para promover el desarrollo local y regional, el tipo de cultura cívica que impulsan, la cooperación o la competencia que muestran los actores sociales -públicos y privados- así como la manera de diseñar, aprobar, implementar y evaluar los programas de políticas públicas para atender las necesidades prioritarias de los ciudadanos de cada territorio. 

El territorio como paisaje y belleza natural 

Se destaca aquí el paisaje correspondiente a cada territorio en lo que se refiere a la interacción existente entre el espacio natural y la dimensión social. Con el paisaje se genera un efecto visual –en el espectador- al aparecer de manera conjunta los factores bióticos y abióticos así como la influencia de los seres humanos que ahí participan. 

     Según se lee en un convenio europeo del paisaje se afirma que “el paisaje es cualquier territorio tal como lo percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos”. 

      Un estudioso de la planificación de las ciudades afirma:
“En los países más desarrollados, el concepto de calidad de vida se traduce en una mayor protección del medio ambiente, una mayor diversificación de los espacios habitables, una mejor prestación de los servicios públicos, así como una mayor oferta de instalaciones de ocio”. (Fernandez Güell, José Miguel, 1993:46). 
     Este tipo de demandas se han extendido a todos los rincones del planeta, en cada territorio, las autoridades se enfrentan ahora con las demandas cívicas de sus respectivas poblaciones para trabajar a favor de mejorar su calidad de vida y sus condiciones de trabajo e ingreso, así como para cuidar del paisaje y preservar el medio ambiente tanto el natural como el construido. 

     Respecto de la belleza natural, se trata de reconocer las características que tiene el medio natural desde la perspectiva estética, las bellezas naturales son una parte fundamental del paisaje. Existen distintos elementos del medio físico que pueden generar la atracción de visitantes externos además de ser espacio de reunión y motivo de orgullo para sus pobladores. 

     Una cascada, un arroyo, un acantilado, un río, un estero, una fuente de aguas termales, una montaña, una playa, un bosque, un desierto, una isla o una selva, se convierten en valiosos recursos geográficos susceptibles de ser aprovechar, de generar atracción y de convertirse en una fuente para generar beneficios a los lugareños. 

El territorio como entorno ecológico 

La perspectiva del desarrollo sustentable destaca la dimensión natural del espacio y en ella la visión ecológica5 del ambiente, que reconoce la importancia que tiene para el equilibrio en la relación hombre-naturaleza el cuidado que deben tener los seres humanos respecto de los recursos naturales para preservar el ecosistema6 en que se ubica el territorio. Por tal razón las políticas públicas ambientales tienen como objetivo preservar dichos factores naturales. 

5 Haeckel en 1869 propuso la siguiente definición: “Por ecología entendemos el cuerpo de conocimientos referente a la economía de la naturaleza: la investigación de todas las relaciones de los animales con su ambiente orgánico y su ambiente inorgá- nico, incluyendo sobre todo las relaciones amistosas y de enemistad con los animales y plantas con los que tales ambientes entran en contacto directo o indirecto. En pocas palabras: la ecología es el estado de todas las complejas interrelaciones que Darwin consideraba como condiciones de lucha por la existencia”. (Mayr, Ernst; 2000: 225).
6 “Ecosistema es un término propuesto por el ecólogo A,.G. Tansley (1935), designa a todo el sistema de organismos asociados, junto con los factores físicos del entorno”. […] Otro ecólogo afirmó que “un ecosistema implica la circulación, transformación y acumulación de energía y materia a través del medio formado por los seres vivos y sus actividades”. “La acepción actual de ecosistema alude a las asociaciones locales de plantas y animales” (Mayr, Ernst, 2000: 240)

     En esta perspectiva debe tenerse en cuenta también el carácter simbólico de la relación entre el hombre y el entorno ecológico en lo que se refiere a los aspectos que determinan la cultura. Al respecto el geógrafo brasileño Porto Goncalvez afirma: 
“El proceso de apropiación de la naturaleza, inherente a cualquier sociedad, no puede comprenderse como un proceso exclusivamente material, casi siempre de carácter económico, como si la apropiación material careciera de sentidos. Toda apropiación material es al mismo tiempo simbólica, puesto que se apropia de lo que tiene o hace sentido. El mapa, por ejemplo, es una forma de re-presentación de la realidad y no la realidad misma, que como tal constituye una forma de representación de la realidad, y no la realidad misma, que como tal constituye una forma de apropiación simbólica, condición de su apropiación material” (Porto Goncalvez, 2001: 5) 
El territorio como objeto de apego afectivo y la tierra natal 

Existe entre los seres humanos sentimientos de topofilia, de amor al terruño y sienten apego a su espacio tradicional de vida. Paul Claval, un geógrafo francés, afirma: 
El espacio es uno de los soportes privilegiados de la actividad simbólica. Lo perciben y valoran diversamente quienes lo habitan y le dan valor: a la extensión que ocupan, recorren y utilizan, se superpone, en su espíritu, la que conocen, aman y que es para ellos signo de seguridad, motivo de orgullo y fuente de apego. El espacio vive aquí bajo la forma de imágenes mentales que son tan importantes para comprender la configuración de los grupos y las fuerzas que los excitan, como las cualidades reales del territorio que ocupan. (Claval: 1982 p 24-25) 

      Esta caracterización que hace el geógrafo francés Paul Claval del territorio como espacio simbólico nos permite entender el vínculo que relaciona al territorio con la identidad de las personas que lo habitan. En la misma perspectiva Porto Goncalvez afirma: 
…se puede decir que existe un determinado espacio concreto, físico, con límites y fronteras bien marcados, en el que un largo proceso de apropiación simbólico material implicaría que los propios miembros de esta comunidad humana hubieran construido el sentimiento de ese espacio que es su espacio, su espacio común, lo que significa que se comunican a través del mismo, como parte constitutiva de su ser social. (Porto Goncalvez; 2001: 6). 
      El nacimiento de las personas las marca culturalmente en lo que se refiere al tipo de identidad geográfica que se asume para responder a la pregunta ¿de dónde eres? Para muchos se trata del territorio de la infancia, el lugar en que hicieron sus juegos infantiles, el espacio en que se crearon sus sueños juveniles. Los inmigrantes en un país extraño siempre se refieren a su tierra natal con una fuerte dosis de nostalgia, al recordar e idealizar su pasado y su terruño7 como si fuera el paraíso perdido al cual algún día regresarán. 

7 “...el terruño (espacio abarcable de una sola mirada, población corta y rústica, mutuo conocimiento y parentesco entre pobladores, fijación afectiva al paisaje propio, régimen político patriarcal o caciquil, patrono celeste y santo patrono, sistema de prejuicios no exento de peculiaridades), también llamado “mi tierra”, el municipio, la parroquia, el pueblo y la tierruca” (González, Luis, 2002: p 94-95)

“Se puede abandonar físicamente un territorio, sin perder la referencia simbólica y subjetiva al mismo a través de la comunicación a distancia, la memoria, el recuerdo y la nostalgia” (Giménez, 2007: 126). A la tierra natal se le canta, se le pintan paisajes alusivos, se dedican versos, se le guarda en fotografías panorámicas, se le declaman poesías alusivas, se le componen canciones y corridos que se llevan en la memoria y se guardan en aparatos musicales para ser escuchadas en momentos de nostalgia. Se trata del territorio en su carácter de matria, como el lugar sagrado del origen personal o familiar, como el terruño al que se siente un apego especial.
…la emotividad matriótica hace de la tierra natal un luminoso, dulce y bello regazo con el mejor clima del mundo, el agua más saludable, los rayos de sol y la luna, las mujeres portadoras de las tres b, las casas como cobija, las comidas para chuparse los dedos, los crímenes más sonados, el santo más milagroso y los muertos más queridos. El sentimiento matriótico, aunque menos extrovertido y charangoso que el sentimiento de la patria, es quizá más fuerte, pero menos exclusivista. (González, Luis, 2002: p 162) 
     El historiador mexicano Luis González analiza a los territorios de los pequeños pueblos rurales de México como espacios de apego afectivo de parte de sus pobladores: 
     Este autor aclara las razones por las cuales retomó la palabra matria: 
“…me incliné por el uso de matria para referirme al pequeño mundo que nos nutre, nos envuelve y nos cuida de los exabruptos patrióticos, al orbe minúsculo que en alguna forma recuerda el seno de la madre cuyo amparo, como es bien sabido, se prolonga después del nacimiento”. (González, Luis, 2002; p 156) 
      Respecto a la definición puntual del concepto de matria8 , González afirma que: 
“Matria en contraposición a patria, designaría el mundo pequeño, débil, femenino, sentimental de la madre; es decir, la familia, el terruño, la llamada hasta ahora patria chica”. (González, Luis; 2002: p 10) 

 8 “Matria es la realidad por la que algunos hombres hacen lo que deberían hacer por la patria: arriesgarse, padecer y derramar sangre. La patria chica es la realización de la grande; es la unidad tribal culturalmente autónoma y económicamente autosuficiente; es el pueblo entendido como conjunto de familias ligadas al suelo; es la ciudad menuda en la que todavía los vecinos se reconocen entre sí; es el barrio de la urbe con gente agrupada alrededor de una parroquia o espiritualmente unida de alguna manera; es la colonia de inmigrados a la gran ciudad; es la nación minúscula, como Andorra, San Marino o Naurú; es el gremio, el monasterio y la hacienda; es el pequeño mundo de relaciones personales y sin intermediario”. (González, Luis; 2002: p 20) 

     Una aplicación interesante de la visión de la microhistoria de Luis González es la que puso en práctica al escribir su libro “Pueblo en vilo”, como un destacado ejemplo de lo que constituye una matria, se trata del estudio histórico de una mini-sociedad rural, de un pueblo llamado San José de Gracia en Michoacán que es, por cierto, su tierra natal. 

     También en la literatura mexicana se destacan tres obras que cuentan, con el estilo inigualable de sus respectivos autores, las historias reales o imaginarias de pequeños pueblos de Jalisco: la novela de Juan Rulfo titulada “Pedro Páramo” que se sitúa en torno al pueblo de Comala donde todos los personajes que lo habitan están muertos; la de Agustín Yañez titulada “Al filo del agua” que describe las costumbres y los sentimientos de los habitantes de un pueblo perteneciente al arzobispado de Guadalajara en el norte de Jalisco y la obra de Juan José Arreola llamada “La Feria” que fue inspirada por la tierra natal del autor en el pueblo de Zapotlán El Grande Jalisco, conocida ahora como Ciudad Guzmán. En estos libros se narran diversos aspectos de las historias matrias que aluden, desde una perspectiva literaria, a la cultura y a la vida cotidiana de los habitantes de las comunidades rurales en el occidente de México. 

Los territorios sagrados y la historia 

Se trata de lo que para algunos pueblos son lugares sagrados ya sea porque forman parte de una tradición religiosa o porque fueron lugares ceremoniales de las viejas culturas indígenas. En el primer caso se pueden citar los ejemplos de El Cerro del Tepeyac concebido como el lugar más sagrado para el culto de la Virgen de Guadalupe en México, así como La Meca por ser un lugar sagrado para los musulmanes. En el caso de las civilizaciones antiguas las ruinas de sus ciudades, palacios o centros ceremoniales como las de los pueblos mayas en Chichen Itza, Uxmal o Palenque así como las pirámides de Teotihuacan de la cultura tolteca conforman importantes vestigios de lugares sagrados, llenos de una simbología alusiva a sus creencias. 

      En cuanto al territorio y su historia, se trata de la recreación de un pasado que da cuenta de los avatares que vivió una comunidad a lo largo de su devenir para llegar a ser lo que es en la actualidad. Aquí importan las historias, leyendas y mitos que se transmiten de generación en generación, las crónicas de las batallas y las guerras, tanto las ganadas como las perdidas, las tragedias naturales por las que pasaron; se recuerdan los sufrimientos de los antepasados, se destaca el papel que jugaron los héroes nacionales y regionales así como el rol que desempeñaron los líderes que contribuyeron a que la comunidad pudiera resolver sus situaciones de crisis para salir adelante e ir firmes hacia su destino común. 

      Aquí se destaca la importancia de la historia del territorio, el estudio de los antecedentes del grupo fundador, las formas de organización productiva que hubo en el pasado así como su evolución en el tiempo, las características de su estructura social, las instituciones políticas establecidas, los distintos gobiernos, los personajes más destacados tanto los que provienen de las clases dominantes como los que tienen origen popular, los bandidos sociales, los líderes revolucionarios que impulsaron el cambio, los que se enfrentaron a los poderosos de una época aún a costa de su vida. 

    En este contexto se sobrepone la importancia de la formación nacional de los países, la conformación del Estado-nación como elemento fundador preponderante sobre otro tipo de experiencias particulares, como la historia de las sociedades en su expresión local o regional. 

    En su análisis del papel del nacionalismo en la sociedad contemporánea Edgar Morin afirma que ha sido necesaria la creación y difusión de una mitología para mantener unidos a los países a través de una especie de religión cívica que ayuda a gobernar a los Estados nacionales. 
 “El Estado-nación se arraiga en la toba material de la tierra que subtiende y constituye su territorio y, de paso, encuentra en ella su toba mitológica, la de la tierra madre, de la madre patria. Hay como una rotación ininterrumpida de lo geofísico a lo mitológico y, al mismo tiempo, de lo político a lo cultural y religioso. El mito no es la superestructura de la nación: es lo que genera la solidaridad y la comunidad; es el cemento necesario a toda sociedad y, en la sociedad compleja, es el único antídoto a la atomización individual y al desencadenamiento destructor de los conflictos. Y así, en una rotación autogeneradora del todo por sus elementos constitutivos y de los elementos constitutivos por el todo, el mito genera lo que lo genera, es decir, el Estado-nación mismo” (Morin, Edgar, 1993: p 457).
El territorio y la memoria colectiva 

Al igual que el anterior, aquí se destaca la importancia de un pasado común no solo en lo que se refiere a los acontecimientos históricos de un país, una región o una comunidad, sino también los aspectos cotidianos que viven las personas que comparten un territorio y que los hace sentir miembros de un colectivo social determinado en un espacio concreto. 

     En el caso de los territorios nacionales de los países, Edgar Morin explica las razones que permiten entender la importancia de esa escala territorial como espacio simbólico de identidad de los habitantes de una patria. 

    “Una de las dificultades mayores para pensar el Estado-nación reside en su carácter complejo. En efecto, el Estado-nación culminado es un ser a la vez territorial, político, social, cultural, histórico, mítico y religioso”. (Morin; 1993: 453) 

     En la perspectiva de los estudios sobre nacionalismo el investigador Benedict Anderson afirma que una nación es: “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana” (…) “la nación se imagina limitada porque incluso la mayor de ellas, que alberga tal vez a mil millones de seres humanos vivos, tiene fronteras finitas, aunque elásticas más allá de las cuales se encuentran otras naciones”. (…) “se imagina soberana porque el concepto nació en una época en que la Ilustración y la Revolución estaban destruyendo la legitimidad del reino dinástico jerárquico, divinamente ordenado”. (…) “se imagina como comunidad porque, independientemente de la desigualdad y la explotación que en efecto pueden prevalecer en cada caso, la nación se concibe siempre como un compañerismo profundo, horizontal. En última instancia, es esta fraternidad la que ha permitido, durante los dos últimos siglos, que tantos millones de personas maten y, sobre todo, estén dispuestos a morir por imaginaciones tan limitadas”. (Anderson, 2006: 23-26) 

      Giménez afirma que el estado nación requiere de un conjunto de elementos simbólicos para mantener unidas a todas las partes integrantes de su ser nacional: 

La simbólica del Estado moderno se inscribe ante todo en “objetos” investidos de significado como la bandera nacional, la arquitectura oficial del palacio de gobierno y de los edificios públicos, y ciertos monumentos particularmente emblemáticos como la Columna de la Independencia en la ciudad de México o el “monumento al soldado desconocido” en los países acostumbrados a guerrear entre sí. También se inscribe en ciertas “liturgias políticas” como las fiestas nacionales, las conmemoraciones oficiales, las apariciones públicas del jefe de Estado en ocasión de una ceremonia, de un viaje oficial, de una recepción de personalidades extranjeras, etc. Por último se inscribe en los discursos obligados que contienen referencias obligadas a acontecimientos fundadores o a los grandes hombres del panteón nacional. (Giménez, 2007: 200). 

     En otras escalas territoriales como las regiones subnacionales, los estados como entidades subnacionales, los municipios y los pequeños pueblos constituyen otras formas de determinar niveles de apego socio territorial y maneras de definir identidades de acuerdo a los espacios de origen de las personas. 

El territorio como símbolo geográfico 

Aquí se refiere Giménez al papel que cumplen en la interacción social algunas especificidades geográficas que se incorporan como símbolos de identidad cultural en los miembros de una comunidad. 

     Giménez utiliza una definición del concepto de geo-símbolo de los aportes de un autor que escribe desde la geografía cultural: 
     El concepto de geo-símbolo se define como: “un lugar, un itinerario, una extensión o un accidente geográfico que por razones políticas, religiosas o culturales revisten a los ojos de ciertos pueblos o grupos sociales una dimensión simbólica que alimenta y conforta su identidad”. (Bonnemaison, J. “Voyage antour du territoire”, 1981: 256. Citado por Giménez, 2007: p 126) 

     El uso de determinados elementos geográficos como puntos de referencia común o símbolos de identidad cultural forma parte de la estrecha relación que existe entre territorio y cultura. “Los símbolos cobran más fuerza y relieve cuando se encarnan en lugares” (Giménez: 2007: p 135) 

     Ejemplos al vuelo: Un cerro cuya forma se parece a otra figura: “El Cerro de la Silla” en Monterrey, “La Bufadora” en la ciudad de Ensenada, en el caso de Sinaloa destacan el cerro de “La Barrigona”, un pueblo llamado oficialmente “La Concepción” en el municipio de Concordia situado al lado de un cerro con la figura del cuerpo acostado de una mujer embarazada, el cerro del “Elefante”, “La Lomita” y “La Isla de Orabá” en Culiacán; el cerro de “La Memoria” en Los Mochis, Sinaloa. Para los mazatlecos algunos geo-símbolos de uso común son, el “Cerro del Vigía”, el “Cerro de la Nevería”, las “Tres Islas”, , el “Paseo de Olas Altas” y el “Cerro del Faro”9

9 “Numerosos elementos geográficos –antropizados o no- funcionan no solo como resúmenes metonímicos de la región, sino también como verdaderos monumentos y, por ende, como símbolos que remiten a los más variados significados” (Gimé- nez; 2007: 135).

     También son geo-símbolos las rutas que siguen las peregrinaciones religiosas que asisten cada determinado tiempo a visitar alguna iglesia o motivo religioso especial.

     La frontera en el caso del norte de México y el sur de los Estados Unidos, es un punto de referencia para la identidad de los pobladores a ambos lados de la línea divisoria, cuando se habla de la frontera como región binacional. En este caso la frontera puede asumir la forma de un geosímbolo que se retoma en los corridos, las películas y las pinturas donde se alude al proceso de tránsito de los migrantes como un acto de sufrimiento en el que se puede perder la vida. 

     Por otra parte la imagen que representa el nacimiento de la cultura mexicana está integrada en el escudo nacional donde el águila se posa en un nopal y devora a una serpiente en el centro de un islote de un lago. Es un geo-símbolo que ha sido retomado de los aztecas para trasladarlo como símbolo de identidad de los mexicanos. 

Los territorios urbanos 

Un aspecto estrechamente ligado a los territorios es el referente al desarrollo económico y urbano regional en que se ven insertos. Las ciudades son la expresión básica de la organización social que busca el entorno más adecuado para impulsar los procesos de desarrollo.

      Dice Vázquez Barquero (2001) que en el contexto actual donde se impone la globalización las ciudades constituyen el espacio preferente del desarrollo. 
La ciudad es un territorio que está formado por un espacio construido y por un conjunto de actores que toman decisiones de inversión y de localización de actividades productivas. […] La ciudad es más que un punto en el espacio ya que constituye una organización en la que los actores interactúan e intercambian bienes, servicios y conocimientos, siguiendo reglas específicas. (Vázquez Barquero, 2001: 9) 
      Para este autor es muy importante entender que las ciudades están en permanente proceso de cambio, que el aprendizaje es fundamental para desarrollar procesos de transformación productiva, que el intercambio de conocimiento entre los actores de un territorio se convierte en un factor de progreso, así como las redes de cooperación y las iniciativas empresariales públicas y privadas son pertinentes para conseguir objetivos tanto de las organizaciones sociales, de las empresas y de las instituciones públicas. 

     Por otra parte en lo que se refiere a una visión de conjunto de las ciudades en los tiempos actuales donde la globalización impera, Borja y Castells marcan los retos principales que las ciudades deben cumplir: 
...la ciudad entendida no solamente como territorio que concentra a un importante grupo humano y una gran diversidad de actividades, sino también como un espacio simbiótico (poder político-sociedad civil) y simbólico (que integra culturalmente y da identidad colectiva a sus habitantes y que tiene un valor de marca o de cambio hacia el exterior) se convierte en un ámbito de respuestas posibles a los retos económicos, políticos y culturales de nuestra época. Citemos tres: Uno: la necesidad de dar respuestas integradas y no sectoriales a los problemas de empleo, educación, cultura, vivienda, transportes, etc. Dos: el establecimiento de compromisos público-privados entre los requerimientos de crecimiento económico y del medio ambiente. Tres: la configuración de nuevos espacios y mecanismos que estimulen la participación política, faciliten la relación entre administraciones y administrados y promuevan la organización de los grupos sociales. (Borja y Castells; 1998: 149). 
Los territorios en la globalización 

El término globalización se ha convertido en una palabra que está en todas partes, muchos discursos se refieren al fenómeno de la economía global como un proceso que lleva a la homologación del sistema económico y a la anulación de las diferencias regionales. Se debe aclarar en qué consiste la economía global y cómo se relaciona esta con las distintas escalas territoriales. “Por economía global entendemos una economía en la que las actividades estratégicamente dominantes funcionan como unidad a nivel planetario en tiempo real o potencialmente real” (Borja y Castells , 1998: 24). 

     Esta definición supone que la globalización forma parte de un sistema económico establecido a nivel mundial. No obstante debe aclararse que lo global no borra la especificidad de los territorios, que las fuerzas globales no anulan ni a las regiones ni a los territorios locales. 
      Para aclarar la relación existente entre lo global y lo local, Georges Benko afirma que: 
…nuestro mundo “global” resulta un mosaico compuesto de regiones, de localidades, de “países” que no son, ni mucho menos, necesariamente equivalentes. La “glocalización”, neologismo formado para designar la articulación acrecentada de los territorios locales a la economía global, subraya la persistencia de una inscripción espacial de los fenómenos económicos, sociales y culturales. Contrariamente a las predicciones más sombrías, los “territorios” con sus especificidades no se han visto borrados por los flujos económicos de la mundialización. (Benko; 2000: p 6). 

     Territorio y región 

El concepto de región aparece asociado al de territorio. La región es una de las formas que asume el territorio. “El común de los hispanohablantes intelige el término región como un territorio menos ancho que un reino o una república donde se dan algunos caracteres específicos en los órdenes geográfico, económico, étnico y cultural”. (González, Luis, 2002: p 173-174) 

     A partir de la determinación de los límites de la región dentro de un área espacial subnacional, Luis González nos dice que el concepto de región tiene dificultades por no ser un área político-administrativa: 
     “El concepto de región por no ser equivalente a un territorio administrativo, es de difícil deslinde. Comoquiera, un geógrafo no tiene mayor dificultad en el establecimiento de lo que el llama un paisaje natural. Cada región tiene un relieve, un clima, una flora y una fauna que permite identificarla. Tampoco los economistas sufren demasiado al ponerse a deslindar una región, aunque no siempre concuerdan con la mapificación regional de los geógrafos. Todo espacio regional admite un adjetivo económico que lo diferencia de los espacios contiguos. Se habla constantemente de regiones ganaderas, como los Altos de Jalisco, de regiones mineras, como la serrana de Guanajuato, de regiones agrícolas como el Valle del Yaqui, de regiones cafetaleras como el Soconusco, etcétera”. (González; 2002: 174-175) 

      En su caracterización de la región desde la perspectiva del historiador dice que se introduce por este tipo de estudios la dimensión temporal lo que le da una especificidad: 
     “La región de los historiadores, aparte de límites geográficos y econó- micos tiene límites temporales”. (González; 2002: 175) Y Gilberto Giménez precisa que:
 ..el término región suele reservarse para designar unidades territoriales que constituyen subconjuntos dentro del ámbito de un Estado-nación. Se trata de una “subdivisión intra-nacional” que corresponde a una escala intermedia entre la del estado y la de las microsociedades municipales llamadas “matrias”. Si retomamos nuestra distinción entre territorios próximos o identitarios y territorios abstractos, la región –“demasiado grande para responder a las preocupaciones de la vida cotidiana y demasiado pequeña para ser institucionalizada como un Estado”, sería como hemos dicho, la bisagra o punto de conjunción entre ambos tipos de territorio. (Giménez, 2007: 131). 
      El investigador chileno Sergio Boisier propone una tipología en la que incluye tres tipos de regiones: las regiones pivotales, las regiones asociativas y las regiones virtuales. 
      La región pivotal: “es el menor territorio organizado que simultáneamente presenta atributos de complejidad sistémica, de cultura capaz de generar identidad y de “resiliencia”. 
      La región asociativa: “son las regiones pivotales que se pueden asociar entre sí o con otros territorios organizados poniendo como requisito la contigüidad geográfica para dar origen a regiones de mayor tamaño denominadas regiones asociativas.” 
      Las regiones virtuales: “las regiones pivotales o las regiones asociativas pueden establecer acuerdos y compromisos estratégicos de largo plazo con otras regiones (pivotales o asociativas), con propósitos definidos (elaborar nuevos productos de alta tecnología, posicionarse mejor en el escenario internacional, u otros) y con mecanismos regulatorios específicos –y sin que medie la necesidad de la contigüidad geográfica-, a fin de generar verdaderas regiones virtuales que ya proliferan en el mundo internacional de los negocios” (Boisier 1999: p. 41)

       Estos tipos de regiones son útiles para observar la forma en que se pueden articular entre sí diversas regiones específicas para conformar las escalas territoriales necesarias a fin de hacer posible el desarrollo en el contexto actual de la globalización. 

     Para los geógrafos Montañez y Delgado “las regiones hoy son sistemas territoriales abiertos que en permanente interacción con otras regiones construyen su propia identidad económica, cultural, social y política” (1998: p 131). 

Territorio y desarrollo 

Es pertinente tener en cuenta que el desarrollo es un proceso complejo que incluye un conjunto de dimensiones que lo hacen posible, al respecto, retomo la siguiente definición de Francisco Alburquerque en lo que se refiere al desarrollo local: 
     Desarrollo económico local: es un proceso de crecimiento económico y cambio estructural que conduce a una mejora del nivel de vida de la población local y en el cual pueden distinguirse varias dimensiones: 
a) Económica. En la cual, los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados. b) Formación de recursos humanos, en la que los actores educativos y de capacitación conciertan con los emprendedores locales la adecuación de la oferta de conocimientos a los requerimientos de innovación de los perfiles productivos locales.
c) Sociocultural, en la que los valores e instituciones locales permiten impulsar o respaldar el propio proceso de desarrollo. 
d) Político-administrativa, en la que la gestión local y regional facilitan la concertación público-privada a nivel territorial y la creación de “entornos innovadores” favorables al desarrollo productivo y empresarial. 
e) Ambiental, que incluye la atención a las características específicas potenciales y limitantes del medio natural, a fin de asegurar la sustentabilidad del medio ambiente. (Alburquerque, 1999: 55).
     No obstante la relación positiva que podría hacer crecer la economía del territorio, no se debe olvidar que en el tema del desarrollo local y regional no hay fórmulas generales o únicas ya que cada territorio requiere su propio diagnóstico además de tomar en cuenta los distintos factores clave para tener resultados favorables a la política de promoción del desarrollo. 

     Cada territorio requiere un tratamiento específico y la utilización de los instrumentos apropiados para eliminar las restricciones al buen funcionamiento de la economía local y a la mejora de la competitividad de las empresas. Se potencia y fomenta la difusión de las innovaciones, la capacidad emprendedora, la calidad del capital humano, la flexibilidad del sistema productivo, la formación y el desarrollo de las redes y relaciones entre los actores y las actividades, la protección de la calidad de los recursos naturales, la recuperación del patrimonio histórico y cultural. (Vázquez Barquero; 1999: p 46) 

Conclusiones 

Tras el recorrido realizado por las diversas disciplinas sociales y por las propuestas de autores imprescindibles en torno a los múltiples significados que encierra el concepto de territorio, me permito concluir que las ciencias sociales deben profundizar en este campo, retomar la problemática del territorio para mejorar su explicación en torno a su impacto y no tratarlo como un elemento meramente accesorio y secundario para sus postulados, ya que el territorio, como se demostró arriba, no puede ser concebido como un mero contenedor de objetos y personas, las ciencias sociales no pueden prescindir de una caracterización seria, argumentada y fundamental de lo que significa la dimensión territorial para saber con mayor amplitud y profundidad la importancia que tienen los procesos sociales que ocurren en el territorio así como las formas que el territorio influye sobre tales procesos. 

     Desde la perspectiva de las teorías del desarrollo lo territorial asume un papel central en lo que se refiere a la solución de los problemas de sus pobladores al incorporar en el territorio los aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales, con el propósito de generar alternativas de conjunto que permitan la formación de políticas que incluyan estas dimensiones. 

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70 NOTAS SOBRE EDUCACIÓN, GERENCIA PÚBLICA Y PLANEACIÓN ESTRATÉGICA

 70 NOTAS SOBRE EDUCACIÓN, GERENCIA PÚBLICA Y PLANEACIÓN ESTRATÉGICA 

Giova CAMACHO CASTRO** Economista. Maestro en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS, de la cual es también Director.

Introducción 

La educación es una tarea prioritaria para un país, ya que es una variable social que impacta directamente en el desarrollo económico y tecnológico de una nación. En este sentido, es posible observar una gran diversidad de políticas públicas que van dirigidas a mejorar las estructuras de enseñanza y aprendizaje de México. La educación no sólo sirve para mejorar la economía, sino también para elevar las condiciones intelectuales y humanas de la población. Consideramos pertinente reflexionar en torno al sistema educativo mexicano a la luz de las nociones de competitividad, eficiencia y eficacia de la gerencia pública y la planeación estratégica.

Nociones teóricas 

Figueroa (2012) menciona que se han hecho reformas económicas muy profundas en muchos países, pero también se deben de hacer en la actividad gubernamental para garantizar que las políticas públicas promuevan el crecimiento y desarrollo de un país, los estados y los municipios. En otras palabras, es importante que se impulse una nueva cultura organizacional aprovechando las teorías clásicas de la misma y otras ciencias o disciplinas para su desarrollo, para adoptar una nueva forma de actuar en esta realidad cambiante y de más participación ciudadana. 

     En este sentido, en el caso mexicano se ha notado el cambio en la Gestión Pública pues de tener un Estado interventor, autoritario, clientelar, antidemócratico y muy burocrático, ahora tenemos un Estado más descentralizado, eficiente y eficaz, que busca la calidad y la centralidad de los ciudadanos en las políticas públicas, con mayor rendición de cuentas y más transparente. Por ello, la nueva Gestión y Gerencia Pública han sido introducidas y adoptadas en la administración pública mexicana con el objetivo de estar al ritmo de los cambios económicos y la nueva forma de gobernar.

      Al respecto, Makon (2014) considera que existe una orientación gerencial en los organismos públicos para tener un modelo de gestión con base a resultados, donde existan políticas planificadas y la transparencia en la gestión. Por lo tanto, se produce una nueva cultura organizacional, en lo político y gerencial y en lo técnico y administrativo para poner al Estado al servicio de la ciudadanía. 

     En tanto, Méndez y Ramírez (2005) coinciden con los autores anteriores en torno a que las organizaciones públicas han incorporado a su funcionamiento, herramientas de la administración empresarial y han reenfocado sus procesos, adoptando un enfoque gerencial. Entre las preocupaciones que traza este nuevo fenómeno, está en cómo mejorar la eficiencia y eficacia. 

     Por ello, entre los objetivos que tienen los diversos enfoques teóricos, se encuentran: mejorar la satisfacción de los clientes, mejorar el producto, e incrementar la competitividad de la dependencia. También se busca mejorar los procedimientos y funcionamiento de las organizaciones, además reducir el personal. Trabajar bajo objetivos concretos y mejorar el valor percibido. Evaluación de los resultados a través del control de calidad. Planificar la demanda para disminuir el desperdicio de recursos. Analizar las estrategias de otras organizaciones. Incorporar etapas de planificación, implantación, medición y retroalimentación. Planeación para conseguir los objetivos deseados. 

     Al respecto, es conveniente recuperar lo siguiente:algunos de los principios de este enfoque gerencialista que son propuestos para la administración pública, tienen que ver con las funciones del Estado; es decir, consideran preponderante que éste reduzca sus tareas, delegue responsabilidades, desconcentre actividades y busque la eficientización de los servicios que presta a la sociedad, además de asumir como una de sus principales actividades la de crear las condiciones físicas y humanas dentro de las dependencias gubernamentales para el desarrollo de las capacidades competitivas, de eficiencia y eficacia dentro del sector público, con ello, se daría una mejor planeación de los recursos y el uso adecuado de los mismos, además de crear las condiciones para incrementar el número de prestadores de servicios, que ofrezcan a la sociedad bienes y servicios con eficiencia y calidad. (Méndez y Ramírez, 2005). 

     Por otra parte, se observa que el aparato público incorpora de lleno las herramientas de la administración pública para encontrar una mejora de la prestación de servicios hacia los clientes. Otra de las claves es la planeación estratégica como método de trabajo en las organizaciones públicas. Se centra en la planificación del futuro y buscar conseguirlo a través de diferentes acciones. El nodo central de estos procedimientos es saber que se va a hacer para después saber cómo se va a hacer. La planeación estratégica se vuelve un instrumento clave para definir el destino e inventar distintos caminos para alcanzarlo. 

El Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP) de la SEP 

Esta reflexión se hace en base a cómo las herramientas gerencialistas pueden mejorar un caso concreto como lo es el Programa al Mejoramiento al Profesorado de la Secretaría de Educación Pública. 

     En 1996, en México había 18, 000 profesores universitarios de tiempo completo. El 8% de ellos tenía nivel de doctorado, 32% una maestría y el 60% la licenciatura. El hecho de que la mayoría de los profesores no contara con estudios de posgrado, representaba la mayor limitación en la calidad de la educación mexicana (Garza, 2006). 

     Por tanto, la Secretaría de Educación Pública de México creó en 1996 el Programa para el Mejoramiento del Profesorado PROMEP. El objetivo principal era mejorar la educación para contribuir al desarrollo de profesionistas competentes que requiere el país. (CONEVAL, 2008). La Secretaría de Educación Pública detectó que el nivel de grado que tenían los maestros de educación superior, no era el deseable, por lo que decidió poner en marcha una política que permitiera cambiar la situación. 

     Según Cruz (2011), para el diseño del programa participaron en conjunto la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), la Subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológicas (SEIT) y la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC). Los objetivos fueron:


  • “Mejorar el nivel de habilitación del personal académico de tiempo completo activo de las instituciones públicas de educación superior. 
  • Fomentar el desarrollo y consolidación de los cuerpos académicos adscritos a las dependencias de educación superior. 
  • Que los Profesores de Tiempo Completo (PTC) en la educación superior sean profesionales de lo que enseñan, de modo que las instituciones alcancen niveles competitivos en el marco nacional e internacional” (Cruz, 2011). 
Por su parte, Garza (2006) señala que uno de los objetivos del programa buscaba mejorar las cualidades de los maestros universitarios y ponerlos al nivel de los profesores de las mejores universidades del mundo. Por lo tanto, se planificó que la planta docente realizara estudios de posgrado, preferentemente de doctorado. Por lo tanto, las metas planteadas para un plazo de 10 años, fueron: 



  • Duplicar el profesorado de tiempo completo. 
  • Aumentar a un 22% el número de profesores con doctorado. 
  • Que el 78% de los maestros restantes tuvieran maestría o especialidad.
     Para alcanzar las metas, el programa diseñó diferentes apoyos: 
  • “Reconocimiento y/o Apoyo a Profesores con Perfil Deseable.  
  • Apoyo a la reincorporación de becarios (ex:iferentes con Perfilo a travd. 
  • des a travestandarizar e impulsar los perfiles de los profesores de tiempo completo a trav-promep) 
  • Apoyo a la incorporación de nuevos profesores de tiempo completo. 
  • Becas de posgrado de alta calidad” (Diario Oficial de la Federación, 2013). 
     Por tanto, a través de estos apoyos, el programa busca estandarizar las competencias de los profesores, en cuatro rubros: grado académico, docencia, investigación y tutorías. Esto representó una innovación al poner estándares a los perfiles de profesores a contratar. Por lo tanto, busca que los docentes se conviertan en académicos. De esta manera, la política pública en la educación superior comienza a generar una nueva generación de universitarios. Insertos en un nuevo paradigma de la docencia al incorporar tareas de investigación (Cruz, 2011). 


     En un primer momento, se consiguió aumentar el número de docentes habilitados con niveles de especialidad, maestría y doctorado. Sin embargo, no todos los profesores lograron conseguir el perfil deseable PROMEP, aún con posgrado. Era difícil alcanzar los estándares que señalaba el programa. Entre las causas que se señalaron de parte de diversos estudios, está la baja producción académica de buena calidad, abandono de actividades de tutorías, sobrecarga de labores o falta de incentivos económicos (Garza, 2006). 

     En este sentido este autor propone que otra variable que puede influir en que los profesores no logren el perfil deseable es que los recién graduados de posgrado no poseen las habilidades no técnicas del quehacer de la investigación y la docencia. Esto se consigue en la relación maestro-alumno en los procesos de asesoría de tesis de grado, siendo una condición requerida traspasar la barrera de la tutoría para alcanzar la familiaridad de la mentoría. De esta forma, las habilidades no-técnicas son: 

  • La escritura científica y/o académica. 
  • La publicación científica y/o académica. 
  • La comunicación y presentación científica y/o académica. 
  • La divulgación científica y/o cultural. 
  • El desarrollo y aplicación de propuestas de investigación. 
  • La búsqueda de información especializada. 
  • La búsqueda de fuentes de financiamiento. 
  • La conducción de individuos o grupos de investigación. 
  • La creatividad científica, educativa, social, etc. 
  • La innovación tecnológica. 
  • Otras. 
     En esta perspectiva, vale el cuestionamiento: ¿Cómo pueden las herramientas de la gerencia y administración pública, hacer más eficaz y eficiente el programa al mejoramiento del profesorado, de tal forma que permita alcanzar sus metas? 


Las herramientas de gestión pública 

Méndez y Becerril (2005) identifican diferentes herramientas de administración:  

  • Gestión de Calidad Total: Busca la satisfacción del cliente. 
  • Reingeniería: busca cambiar los procedimientos de las organizaciones y disminuir el personal humano que se requiere. 
  • Gestión de proyectos: define objetivos. 
  • Método Deming: control de calidad mediante la evaluación. 
  • Just in time: ofertar y producir a tiempo, la cantidad que demandan los clientes. 
  • Benchmarking: investigar como otras organizaciones han resuelto los problemas que se desean afrontar. 
  • Planeación estratégica: planear el futuro y los procedimientos para conseguirlo. 
Gestión de proyectos 


La gestión de proyectos se basa en definir objetivos, en nuestro caso, es lograr que los profesores de tiempo completo a los que se les otorgó beca para cursar estudios de posgrado o incorporarse como tiempo completos, alcancen el perfil PROMEP, delimitándonos a aquellos que aplicaron para este reconocimiento y fueron rechazados. 

La herramienta de reingeniería 

La estrategia que se plantea son módulos virtuales de aprendizaje. Esto permite incorporar la herramienta de reingeniería, pues uno de las características de este proceso es disminuir el personal humano que necesita la organización para operar. Esto permite maximizar los recursos, en el sentido de que los métodos que emplea PROMEP requieren que los clientes –profesores de tiempo completo- cursen un posgrado con beca, lo que representa un gasto de recursos de dinero y tiempo. Sin embargo, como lo muestran los autores, al salir del posgrado, no todos los usuarios obtienen el perfil PROMEP. 

     Ante esto, se vuelve una tarea necesaria diseñar un curso extraordinario para que aquellos usuarios en los que se invirtió para que cursaran el posgrado, no consiguen alcanzar el nivel requerido. Considero que se puede generar módulos virtuales que permita a estos profesores alcanzar el nivel deseado y para minimizar la inversión, hacerlo de manera virtual a través de sistemas automatizados. 

La herramienta de gestión de calidad total 

Esta herramienta tiene como objetivo buscar la satisfacción del cliente. Desde esta perspectiva, claramente derivada de la administración de empresas y en el sentido del marketing –donde se busca las necesidades del cliente para ofertar un producto- resulta prioritaria para el diseño del módulo virtual y el programa, en tres aspectos:

  1. Se debe investigar primero los requerimientos técnicos que el software debe de tener en tanto las cualidades de los usuarios, ya que puede haber distintos tipos de ellos y en caso de requerirlo, se podría segmentar el mercado de antemano y elaborar distintos tipos software acorde a las necesidades. Sería un error generar un software sin considerar las cualidades de los clientes, pues de hacerse esto último, se estaría cayendo en el error de una política top-down, que no considera a los usuarios finales. Se trata de hacer eficiente a la organización. 
  2. Se debe investigar las demandas de los clientes en cuestión de incentivos para participar en el módulo virtual. Este punto es clave, pues de no encontrar suficientes recompensas, los clientes no adquirirán el producto y con ello no se podrá ser eficaz. 
  3. Se plantea hacer investigaciones de retroalimentación después de terminado el módulo, para mejorar el software. 
Método Deming: control de calidad mediante la evaluación 



Se considera necesario establecer mecanismos de control de calidad en distintas partes del módulo, ya que de hacerlo mediante una única medición al final del módulo, pondría en riesgo no conocer en que etapas falla el proyecto. Además, los incentivos deben de ir ligados a que los usuarios alcancen los niveles establecidos de calidad. 

     
     En esta etapa es necesario recordar que las actividades que demanda el perfil PROMEP son cualidades más que cantidades, por lo que se considera que se deben incorporar asesores en línea que avalen la calidad de los avances. De confiar esta tarea al software, se puede fallar. 

Just in time 

Esta herramienta busca ofertar y producir a tiempo, la cantidad que demandan los clientes. Por lo tanto, va ligada a la delimitación de usuarios que se hizo anteriormente en los objetivos del módulo y también se recomienda establecer el tamaño del mercado que se atenderá, pues aceptar como usuarios a todos los que se inscriban puede poner en riesgo las metas de la organización. Esto último debido a que el modulo tendrá límites en los recursos que empleará y si la cantidad de usuarios es excesiva a estos, se disminuye la eficiencia y se pone en riesgo la eficacia. 

Benchmarking

     Consiste en investigar como otras organizaciones han resuelto los problemas que se desean afrontar. Esto se vuelve un punto interesante para el proceso de I+D. Permitirá hacer un compilado de herramientas que buscaron transformar el mismo objetivo y mucho mejor sería si se encuentran evaluaciones de ellos. 

Planeación estratégica 

Busca planear el futuro y los procedimientos para conseguirlo. En el futuro, el módulo se planea ampliarlo a otras habilidades no técnicas. Después de las constantes evaluaciones, se buscará disminuir la cantidad de recurso humano que se requiera y hacer más eficaz de esta forma el proyecto. 

      A largo plazo, se plantea que las universidades sean quienes aporten los incentivos a los profesores, en la perspectiva que el que haya docentes con perfil PROMEP les representa recursos federales.

Conclusiones 

El ejercicio de pensar una política pública a la luz de las herramientas de administración, vuelve la planeación más sencilla, eficaz y eficiente. Pensar en distintos aspectos de lo que requiere un programa, hace que se pueda robustecer distintas áreas que podrían ser puntos ciegos.

     La incorporación de herramientas administrativas al ensayo del diseño de una política, permite eliminar el proceso top-down que tradicionalmente diseñaba políticas sin considerar a los usuarios. En primera instancia, podemos pensar que el PROMEP fue diseñado sin considerar a los clientes, pues las tasas de fracaso muestran que no estaba adaptado a ellos, sino que querían que los usuarios se adaptaran al sistema. 

     Por lo que se observa, que gran cantidad de profesores de nivel superior con grados altos de habilitación, no han podido alcanzar el nivel de perfil deseable de la SEP, porque no se adaptan a estos programas públicos en la educación para tener más apoyos de estudios posteriores o recursos públicos, por el hecho de desconocer las herramientas administrativas y de gestión. Un caso obvio de cambio de cultura del aparato público hacia la gerencia pública, pero también debería ser de los mismos usuarios, recíproca; en otras palabras, para tener una política pública en educación exitosa en programas con planeación estratégica para alcanzar una mayor eficacia, eficiencia y legitimidad con los ciudadanos. 

Bibliografía 

Aguilar, Luis. (2013), El Gobierno del Gobierno. Instituto Nacional de Administración Pública. CONEVAL (2008) Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Informe de la Evaluación Específica de Desempeño 2008, Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP). Cruz, I. (2011). La caja de herramientas de técnicas de gestión pública en el programa de mejoramiento del profesorado (PROMEP). Administración & Desarrollo, 39 (53). 
Figueroa, J. (2012), La Nueva Cultura de la Gestión Pública y Estudios Organizacionales, en Sociedad, Cultura y Educación en Sinaloa, Coordinadores 
Galicia S., Segundo y Figueroa C., Jorge (Coordinadores), UNAM. 
Garza, V. (2006). PROMEP o Perece: ¿Qué hacer para que los profesores universitarios obtengan el perfil?. Acta Universitaria, septiembrediciembre, 5-14. 
Makón, P. (2014).Reflexiones sobre la gestión por resultados, en Planificación prospectiva y gestión pública
Mattar Jorge y Perrotti, Daniel E. (coordinadores). ONU-CEPAL. 
Menéndez, J. y Becerril, T. (2005). Planeación estratégica: técnica gerencial aplicada en la administración pública. 
Quivera, julio-diciembre, 160-178. Reglas de Operación del Programa para el Desarrollo Profesional Docente. Diario Oficial de la Federación, 29 de diciembre de 2013.